jueves, 13 de diciembre de 2012

Vamos a encender la segunda vela de nuestra corona. La segunda vela recuerda la actitud de amor a Dios para con el hombre, invitándolo también a reflexionar sobre el amor que manifiesta a los que lo rodean. Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos estas dos velas. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.

Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar preparados interiormente para la venida del Señor Jesús, para que lo recibamos con un corazón reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto para esta semana que nos ayude a disponernos cada vez mejor para su venida.


Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!

Os anunciamos el gozo de Adviento
con la segunda llama ardiendo;
el primer ejemplo Cristo nos dio,
vivid unidos en el amor.

Tú, Dios del tiempo
nos tienes esperando.
Quieres que esperemos
el momento justo para descubrir
quienes somos, dónde debemos ir,
quienes nos esperan a nosotros y qué debemos hacer.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para esperar.

Tú, Dios de los espacios
nos tienes mirando.
Quieres que miremos en lugares buenos y en lugares inciertos
para ver si hay señales de esperanza
y gente desesperanzada.
Para ver si hay señales de un mundo mejor
que puede brotar.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para mirar.

Tú, Dios y Amor,
nos tienes amando.
Quieres que seamos como Tú:
que amemos a las personas que no tienen amor,
a las que son imposibles de amar,
que amemos sin celos ni amenazas,
y, lo más difícil de todo
que nos amemos a nosotros mismos.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para amar.

Y en todo esto nos guardas.
Ante las preguntas difíciles que no tienen respuestas fáciles,
cuando fracasamos allí donde esperábamos triunfar,
cuando nos aprecian allí donde nos sentimos inútiles.
Y, pacientes, soñadores y amando,
con Jesús y su Espíritu
Tú nos guardas.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para aguardar.

Hoy como ayer, Señor, no dejas de decir a los hombres: “El Reino de Dios está cerca de Vosotros, ¡convertíos y creed en la Buena Noticia”.
Convierte tú nuestra mirada para que sepamos discernir tu nueva e imprevisible presencia cada mañana, en nuestras casas y en nuestros lugares de trabajo, a la puerta de nuestro corazón y de nuestras ocupaciones, a la puerta de la vida diaria.

Muéstranos cómo basta con muy poco,
cómo apenas basta con nada, para sentirte muy cercano.
Un encuentro, una sonrisa, una mirada,
un apretón de manos, un pájaro, una flor,
una nube, una puesta de sol, una palabra, un silencio,
una oración, la risa de un niño, una carta,
una llamada de teléfono, una comida en familia...
Basta con muy poco, basta con nada.

Conviértenos a la mirada de tu fe,
abre nuestros ojos para que vean la claridad de tu presencia
en la sombra gris del día a día;
abre nuestros oídos para que oigan el discreto aliento
de tu paso en el rumor de lo cotidiano.

Te pedimos, Padre, por nuestra Santa Iglesia Católica que se prepara para la venida de tu Hijo, parque que siempre tengamos fijos los ojos en Aquél que nos trae la reconciliación.
VEN SEÑOR JESÚS
Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad.
VEN SEÑOR JESÚS
Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que hagamos esfuerzos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz del Mundo".
VEN SEÑOR JESÚS
Te rogamos también por nuestra familia, para que a ejemplo de la familia de Nazaret vivimos el amor mutuo y nos preparemos para la venida de tu Hijo.
VEN SEÑOR JESÚS
Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este Adviento, y sea Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la venida del Reconciliador.
VEN SEÑOR JESÚS
Adviento, tiempo de esperanza,
en el seno de María crece el fermento de un mundo nuevo,
el hijo del Dios vivo que llega a compartir con nosotros.
Nace Emanuel, Dios-con-nosotros,
hecho niño, pobre, pequeño y necesitado.

María nos enseña el camino
para hacer nacer a Jesús
en nuestro tiempo:
confianza, entrega, fidelidad, coraje,
y mucha fe en el Dios de la Vida.
 
Tiempo de espera,
de atención y cuidados,
de respeto y contemplación. Señor,
hay mucho dolor en nuestro tiempo,
hay sufrimiento e injusticia,
ayúdanos a sembrar semillas de esperanza.
Descúbrenos la alegría de la paciente espera,
activa y fecunda,
comprometida por la vida de los que nos rodean.
Enséñanos a hacer crecer
la esperanza de algo nuevo,
anímanos a entregar nuestras vidas
para la construcción del Reino.
Es tiempo de espera, Señor,
pero también es tiempo de donación
y compromiso efectivo.
Contágianos la fe sencilla de María,
que dio su vida para alumbrar el Reino
y hacer nacer la esperanza en medio de su pueblo
Acudamos pues,  a nuestra Madre para que nos obtenga abundantes gracias que nos ayuden a prepararnos, de la misma manera como Ella lo hizo, para recibir al Señor Jesús.  Recemos junto un Ave María.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Nos preparamos para hacer oración...

Buscamos la postura mejor para vivir ese diálogo con Dios... para ponernos a la escucha de la voz del Señor, que una y otra vez sacude y mueve toda nuestra vida...

Imaginemos que en ese silencio de nuestro interior abrimos bien la puerta de todo nuestro ser, para que llegue mejor al último rincón de nuestra vida, la voz del Señor... su mensaje de esperanza. Sólo somos una puerta que se abre y se abre... a esa presencia de Dios, que trae la salvación para todos...

El nuevo año litúrgico empieza con el Tiempo de Adviento, primera etapa del ciclo de la Navidad. Nos disponemos para recibir al Señor que viene. Son muchos los que, tal vez por pereza, tal vez por sus pecados, no conocen al Señor, no esperan al que viene, no aman al que es su salvador. Llega el Amor, y puedo cerrarle la puerta. Llega mi Dios, y puedo negarle la entrada en mi corazón. Pues del Amor se trata y de mi Dios se habla cuando Jesús nos dice: “Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación”.

Tenemos ante nosotros cuatro semanas muy especiales. Un tiempo de anuncios y promesas. Un tiempo que nos posibilita también, si lo sabemos vivir, una experiencia fuertemente eclesial. Los tiempos fuertes de la liturgia son tiempos en los que la Iglesia entera como Pueblo de Dios que camina en la historia, se coloca en una misma dirección.

"Queridos amigos, el Adviento es el tiempo de la presencia y de la espera de lo eterno. Precisamente por esta razón es, de modo especial, el tiempo de la alegría, de una alegría interiorizada, que ningún sufrimiento puede eliminar. La alegría por el hecho de que Dios se ha hecho niño. Esta alegría, invisiblemente presente en nosotros, nos alienta a caminar confiados. La Virgen María, por medio de la cual nos ha sido dado el Niño Jesús, es modelo y sostén de este íntimo gozo. Que ella, discípula fiel de su Hijo, nos obtenga la gracia de vivir este tiempo litúrgico vigilantes y activos en la espera."
(Benedicto XVI, Homilía del 28 de noviembre del 2009)

Señor, otra vez es Adviento en el tiempo de tu Iglesia. Otra vez rezamos las oraciones de la expectación y de la constancia, los cantos de la esperanza y de la promesa. Y otra vez toda miseria, toda expectación y todo aguardar lleno de fe se reúnen en la palabra: ¡Ven!

Pero tú ya has venido. Pusiste tu tienda de campaña entre nosotros, has participado de nuestra vida con sus pequeñas alegrías, con su larga rutina, con su conflicto y dolor. ¿Podríamos invitarte con nuestro “Ven” a algo más profundo que esto?

Y sin embargo, llenos de esperanza, te decimos:
¡TÚ ERES EL QUE TIENE QUE VENIR!

Se dice que vendrás de nuevo, es cierto. Pero no se trata de volver de nuevo, pues nunca nos abandonaste. Al decirte: “Ven”, deseamos que se manifieste con mayor claridad que tú ya estás en todo, que el corazón de todas las cosas se ha transformado ahora, porque tú las has habitado con tu presencia.

Por eso, llenos de esperanza, te decimos:
¡TÚ ERES EL QUE TIENE QUE VENIR!

Tú vienes. Esto no es pasado ni futuro. Sino el presente que se llena de ti. Siempre está presente la hora de tu venida... Haz que vivamos en esta hora atentos a tu venida.

Contestamos a las siguientes peticiones diciendo:
SEÑOR, QUEREMOS QUE SEAS “ADVIENTO”.

Señor, queremos que seas “adviento”,  tu “adviento” es presencia, es tu deseo de estar siempre con nosotros. No hace falta que te gritemos para que vengas. Ya vienes tú sin que te llamemos. Eres el gran presente. Ya estás aquí.
Vivir el adviento es, sencillamente, dejarte estar, cada día más, con nosotros. Por eso te decimos:
SEÑOR, QUEREMOS QUE SEAS “ADVIENTO”.

Señor, queremos que seas adviento en todos y para todos.
que seas adviento en todos nosotros para que llenes de sentido nuestra vida y así te hagamos presente en nuestro mundo.
Por eso te decimos:
SEÑOR, QUEREMOS QUE SEAS “ADVIENTO”.

Señor, queremos que seas adviento en todos y para todos.
que seas adviento en nuestras familias y comunidades para que vivamos en el amor y la comprensión y en todos nuestros hogares disfrutemos del calor que necesitamos.
SEÑOR, QUEREMOS QUE SEAS “ADVIENTO”.

Señor, queremos que seas adviento en todos y para todos.
que seas adviento en todos los pueblos y ciudades del mundo para que desaparezcan las guerras, el terrorismo, la falta de libertad, el hambre.... y todos vivamos como hermanos.
SEÑOR, QUEREMOS QUE SEAS “ADVIENTO”.

Señor, queremos que seas adviento en todos y para todos.
 que seas adviento en todos quienes formamos la Iglesia para que no deformemos el “evangelio” y seamos testigos auténticos de tu presencia en el mundo.
SEÑOR, QUEREMOS QUE SEAS “ADVIENTO”.

Estamos envueltos en la crisis,pero Dios es siempre salvación.
Nos rodea el individualismo,
pero Dios es proyecto de comunión.
Hablan las bombas en muchos lugares de la tierra,
pero Dios pronuncia una palabra
más fuerte que toda guerra: Amor
Hay desesperanza,
pero en el Adviento
resuena la voz esperanzada del Dios de la ternura.
"Levántate y estrena tu dignidad",
es la voz de Dios que nos quiere de fiesta,
con la dicha del reino entre las manos.
"Una voz se oye en el desierto",
voz de profeta, amenazada no vencida,
siempre creadora de vida,
abridora de caminos de confianza.
"¿Qué tenemos que hacer?",
y como respuesta mil sugerencias.
Lo escuchado en la intimidad
pide ser gritado desde toda atalaya.
"Una mujer en camino de fe y de servicio",
alumbra y acompaña nuestra sed de peregrinos.
Es María, la mujer donde el Adviento
se le hace carne, crecimiento, amor de entrañas, hijo..
El Adviento esperanzado da la mano a la gozosa.
Navidad, el camino y la búsqueda se asoman al encuentro,
al abrazo con Dios y los hermanos
Sea que esperemos la comunión eucarística, la fiesta de Navidad, la venida del Señor al fin de los tiempos, o su llegada en la oscuridad de la muerte, conforme a su mandato esperamos en pie, alzada la cabeza, con la certeza de que llega nuestra liberación. Y mientras esperamos, amamos, de modo que, cuando el Señor venga, nos presentemos “santos e irreprochables ante Dios nuestro Padre”.
Feliz espera. Feliz encuentro con el Señor. Feliz Adviento

viernes, 30 de noviembre de 2012

Ayer toda la familia franciscana recordó al Beato Raimundo Lulio del cual lleva el nombre nuestro colegio. Nació en Palma de Mallorca, de noble linaje, y fue educado según la vida cortesana. Después de experimentar las vanidades del mundo, deseoso de revestirse del hombre nuevo, determinó llevar una vida nueva. Convertido al Señor, renunció a sus bienes e ingresó en la Tercera Orden Franciscana, una vez que hubo renunciado a todos los bienes terrenos, sólo por una cosa suspiraba: cómo podría contribuir a la salvación de las almas y a la extensión del reino de Jesucristo.
Nosotros también queremos colaborar con nuestra vida a la extensión del  Reino de Dios y para ello necesitamos contar con el siguiente kit de supervivencia
·         UNA  BIBLIA: No basta con utilizarla como libro de texto. Más bien debe convertirse en manantial de agua fresca al que acudir frecuentemente para saciar tu sed. De manera que vayas embriagándote y los que están a tu lado conozcan a través de ti la Palabra de Dios hecha vida.
·         UN RELOJ SIN AGUJAS: La búsqueda, amigo, no conoce horarios. No son los 50 minutos o las cuatro horas que pasas al lado de tus alumnos o tus compañeros, debes buscar las 24 horas del día. Ah, y cuando llegues a casa con la sensación de que has perdido el tiempo..., no desesperes, ¡es una buena señal!
·         SEMILLAS: No quieras ver los frutos inmediatamente. En la mayoría de los casos tú sembrarás y serán otros los que recojan. De momento confórmate con pequeños frutos: una sonrisa, un saludo, un gesto agradecido.
·         UNA TOALLITA DESMAQUILLANTE: Hábla los demás con tu vida. Deja a un lado las largas peroratas y los sabios consejos. Para convencer no basta con tu poder de elocuencia. Muéstrate tal y como eres, sin caretas. Si lo que haces es auténtico, no te quepa ninguna duda de que tus compañeros y alumnos “te plagiarán”.
·         UN PIN DE UN MONIGOTE GRACIOSO: Arroja tus cabreos y tristezas antes de entrar en contacto con tus compañeros y alumnos. En una sociedad donde les vendemos con tanta facilidad “felicidad de la barata”, las decepciones son huésped permanente en la vida de muchos. La alegría franciscana, debe convertirse en un virus de difícil curación.
·         UNA AGENDA CON LAS DIRECCIONES Y TELÉFONOS DE TUS COMPAÑEROS Y ALUMNOS: No te conformes con transmitirles todo lo que sabes...En un mundo que avanza a pasos agigantados, muy pronto podrá sustituirte una máquina. Dios les ha puesto en tu camino: que sus problemas, sus proyectos e ilusiones sean también tuyos. Métete en sus vidas aunque incordies.
·         UN Nº 7 BORDADO EN TU CAMISA: “Setenta veces siete”: no lo olvides nunca. Si eres capaz de llevar a cabo esta frase lograrás acercar kilómetros y kilómetros el Reino de Dios. Introduce en tu vocabulario el perdón, “lo siento”, “me he equivocado”.
·         PIEZAS DE UN PUZZLE: No te conformes nunca con la tarea hecha. Eso sí, siéntete orgulloso, pero jamás creas que el trabajo está acabado. Cada día es una oportunidad para avanzar un poco más.
·         UNA VELA: Un buen examen de conciencia para un cristiano es aquel en el que no sólo se pregunta por lo que se ha hecho o se ha dejado de hacer... Cada día habla a Dios de cada uno de tus compañeros y amigos, preséntale sus vidas... y deja que Dios te ilumine.
Si consigo saber utilizar este kit, podré mostrarte Señor, al que tengo a mi lado. Pero me encuentro con muchas dificultades, no siempre eres tú mi tesoro, Señor. No siempre te tengo en el centro de mi vida. sin embargo, quiero luchar para optar cada vez más por ti. Quiero descubrirte y tenerte como el único y más preciado tesoro de mi vida.

jueves, 22 de noviembre de 2012

El pasado domingo hemos celebrado el Día de la Iglesia Diocesana, bajo el lema “La Iglesia contribuye a crear una sociedad mejor” Ayuda a tu parroquia, ganamos todos tal vez. Es éste un día destinado a que todos los creyentes nos concienciemos de que somos parte activa de la Iglesia y miembros vivos de la misma; una llamada a redescubrir nuestros compromisos como creyentes y a recordar la misión de evangelizar de la que todos y cada uno de los bautizados debemos sentirnos corresponsales. En un día como este nos viene bien reflexionar sobre nuestras ofertas hacia los demás como iglesia ¿Qué podemos ofrecer frente a tanta angustia y desconfianza ante el futuro? ¿Qué podemos ofrecer ante tantas preocupaciones, necesidades, alteraciones y preocupaciones?

Señor, enséñanos a discernir,
necesitamos ver claro, las cosas que pasan alrededor,
lo que sucede en nuestro país y en el mundo.
Danos sabiduría para interpretar los cambios
que estamos viviendo, para aprender a estar a tu lado.

Jesús, dame la sencillez necesaria para conmoverme
frente al prójimo y acudir en su ayuda.
Que no sea mezquino en mi entrega,
que aprenda a dar todo lo que tengo:
mis cosas, mi tiempo, mi esfuerzo,
mi vida entera para que otros vivan más y mejor.

Ayúdame a tener compasión.
que no es lástima ,sino solidaridad activa y compromiso con el otro.
Sentir con el otro, padecer con él,
movilizarse desde adentro para ir a su encuentro.
Dejar los propios intereses, para atender lo de los otros

Enséñame a ser solidario.
A vivir el amor de verdad y a construir la justicia y el Reino.
Enséñame a compartir todo lo que tengo.
Ayúdame a liberarme de todo lo que me ata
y me impide ser generoso con los demás.

Ayúdame a dedicar tiempo
a atender a los que sufren y a los que me necesitan.
Enséñame a descubrir tu rostro
en el que pasa hambre,
o sufre sed o frío, o está desnudo

Enséñame a descubrir tu rostro
en los enfermos, en los que tienen sida,
en los que se drogan, en los chicos de la calle,
en los ancianos que están solos,
en los que no tienen trabajo,
en los excluidos por nuestra injusta sociedad.

Enséñame a ser solidario
compartiendo lo que tengo,
que no es mío sino regalo y don tuyo.

Muéstrame el camino y dame las fuerzas para seguirlo.
Que mi fe pase por las obras concretas.
Que no que quede en palabras.
Jesús, tú que viviste solidariamente
y practicando la justicia
ayúdame a seguir tus pasos
y ser tu discípulo por el camino
de la solidaridad activa
y el compromiso con la vida de los demás

Haz que la Iglesia se mantenga unida,
que crezca el compromiso de unión fraterna,
la solidaridad activa, la oración en común, los valores del Reino.

Queremos seguirte, Jesús, en comunidad, tras de tí
por dónde nos muestres que estás presente en la actualidad.
Abre nuestros corazones a tu Palabra en la Biblia.
Que la tengamos presente, que la leamos a diario,
que nos dejemos iluminar por ella,
que permitamos que empape nuestras vidas.

Señor, que pongamos Tu Palabra en práctica,
viviendo todo lo que aprendemos de ella.
Señor, en nuestras comunidades tenemos tu Palabra escrita,
fuente de verdad y justicia.
que la leamos más,
que la recemos mejor,
que aprendamos a discernir desde sus enseñanzas,
que la tomemos como guía,
que construyamos con hechos el Proyecto de Vida que nos muestras en ella.

Tu Palabra nos da vida, Señor, nos ayuda a seguir adelante
nos sirve para meditar y aprender, nos reconforta en la aflicción,
nos orienta en el discernimiento y en la toma de decisiones.

Tu Palabra es un espejo que nos revela tu rostro.
Nos permite conocerte, descubrirte,
amarte con profundidad, anhelar el encuentro contigo.

Tu Palabra es cimiento, roca sólida
donde construir las bases de nuestro proyecto de vida.

Tu Palabra es tierra fértil, quien se queda a vivir en ella,
da frutos buenos, frutos de vida, frutos de ternura,
frutos de misericordia y libertad.

Te damos gracias, Padre,
por habernos reunido en esta comunidad.
Gracias porque estamos unidos a tu nombre,
buscando cómo vivir, con fidelidad, el Evangelio.

Danos, Señor, la fuerza para la marcha,
ayúdanos a superar las dificultades,
que los tropiezos y las vacilaciones no detengan nuestro camino.
Que no perdamos el rumbo, que nuestra dirección sea hacia el Reino,
que el viento nos empuje sea el aliento de tu Espíritu,
presente y vivo entre nosotros

Te pedimos por nuestra comunidad,
Señor, para que sigamos caminando
con alegría, entrega, y testimonio,
construyendo con nuestras vidas
un modelo de fraternidad nuevo.

Que no olvide yo ni un instante
que tú has establecido en la tierra un reino que te pertenece;
que  la Iglesia es tu obra, tu institución, tu instrumento;
que nosotros estamos bajo tu dirección, tus leyes y tu mirada;
que cuando la Iglesia habla, tú eres el que hablas.

Que la familiaridad que tengo con esta verdad
maravillosa no me haga insensible a esto; 
que la debilidad de tus representantes humanos
no me lleve a olvidar, que eres tú quien hablas y
obras por medio de ellos.  

Señor ,Dios nuestro
que has consagrado tu iglesia,
y has hecho de ella el cuerpo de tu hijo
y que con piedras vivas y elegidas edificaras
el templo eterno de tu gloria,
te pedimos que aumentes
los dones que el espíritu santo ha dado a la misma,
para que tu pueblo fiel, creciendo como cuerpo de Cristo,
reunido en tu nombre, te venere, te ame, te siga
y, llevado por ti, alcance el reino que le tienes prometido,
por nuestro señor Jesucristo, tu hijo

Amen

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Este 17 de noviembre, recordamos a Santa Isabel de Hungría, quien descansó en el Señor en 1231, hace casi ocho siglos. Su padre fue Andrés, justo y piadoso rey de Hungría. Esta bella princesa, conocida con el nombre de Princesa de la Caridad, vivió en la tierra solamente 24 años y la Iglesia ha visto en ella un modelo admirable de donación completa, caridad y oración dando su vida entera a favor de los pobres y de los enfermos.
Santa Isabel de Hungría, una mujer que decidió seguir el ideal de Francisco de Asís y, sin dejar de ser esposa y madre,  dedicar su vida a los más necesitados. Ella supo, a pesar de las dificultades, encontrar el apoyo que necesitaba en la oración. En una oración tan sencilla como ese Padre Nuestro que hemos repetido miles de veces desde niños, pero que muy pocas veces nos hemos parado a reflexionar sobre lo que nos dice…

PADRE NUESTRO…                        
Creador, redentor, consolador y salvador nuestro.
QUE ESTÁS EN EL CIELO…      
En los ángeles y en los santos, iluminándolos para conocer, porque tú, Señor, eres la luz; inflamándolos para amar, porque tú, Señor, eres el amor; habitando con ellos y colmándolos para gozar, porque tú, Señor, eres el bien sumo, eterno, de quien todo bien procede, sin el cual no hay bien alguno.
SANTIFICADO  SEA TU NOMBRE…
Clarificada sea en nosotros tu noticia, para que conozcamos cuál es la anchura de tus beneficios, la largura de tus promesas, la altura de la majestad y la hondura de tus juicios.
VENGA A NOSOTROS TU REINO…
Para que reines tú en nosotros por la gracia y nos hagas llegar a tu reino, donde se halla la visión manifiesta de ti, el perfecto amor a ti, tu dichosa compañía, el disfrutar de ti por siempre.
HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO…
Para que te amemos con todo el corazón, pensando siempre en ti; con toda el alma, deseándote siempre a ti; con toda la mente, dirigiendo todas nuestras intenciones a ti, buscando en todo tu honor; y con todas nuestras fuerzas, empleando todas nuestras energías y los sentidos del alma y del cuerpo en servicio de tu amor y no de otra cosa; y para que amemos a nuestros prójimos como a nosotros mismos. Atrayendo a todos, según podamos, a tu amor, alegrándonos de los bienes ajenos como de los nuestros y compadeciéndolos en los males y no ofendiendo a nadie.
DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA… 
Danos a tu amado Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Para que recordemos, comprendamos y veneramos el amor que nos tuvo y cuanto por nosotros dijo, hizo y padeció.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS…
Por tu inefable misericordia, por la virtud de la pasión de tu amado Hijo y por los méritos e intercesión de la beatísima Virgen y de todos tus elegidos.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN…
Y lo que no perdonamos plenamente, haz tú, Señor, que plenamente lo perdonemos, para que por ti amemos de verdad a los enemigos y a favor de ellos intercedamos devotamente ante ti, no devolviendo a nadie mal por mal, y para que procuremos ser en ti útiles en todo.
 NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN… 
Oculta o manifiesta, imprevista o insistente.
Y LÍBRANOS DEL MAL…
En el pasado, presente y futuro.
AMEN.
Santa Isabel  se propuso vivir el Evangelio sencillamente, sin glosa diría Francisco, en todos los aspectos, espiritual y material. No dejó nada escrito, pero hizo realidad el programa de vida propuesto por Jesús en el Evangelio:

-- El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda por amor a mí o al Evangelio, la recobrará (Lc 17,33; Mc 8,35).

-- Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame (Mc 8,34-35).

-- El que ama a su padre, madre e hijos más que a mí, no puede ser digno de mí (Mt 10,37).
-- Si quieres ser perfecto ve, vende lo que tienes, dáselo a los pobres y sígueme (Mt 19,21).

“Que el Señor nos conceda como a su buena Isabel,
el don de un gran desprendimiento para dedicar nuestra vida
y nuestros bienes a ayudar a los más necesitados."
Oh Dios misericordioso, alumbra los corazones de tus fieles;
y por las súplicas gloriosas de Santa Isabel,
haz que despreciemos las prosperidades mundanales,
y gocemos siempre de la celestial consolación.
Por nuestro Señor Jesucristo.  

Amén.

Ahora, salgamos a nuestro tarea diaria y, como Santa Isabel, sepamos mostrar una sonrisa, dar una caricia, tener un gesto amable, compartir aquello que tenemos, con todos los que lo necesiten.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Cerca del día 9 de noviembre, fiesta de nuestra madre y patrona de Madrid, la Virgen de la Almudena, y celebrándola este año bajo el lema “Con María servidores y testigos de la verdad”, es bueno recordar su historia  y  presencia en Madrid desde los primeros tiempos cristianos de la Villa.
Dice una antiquísima leyenda que “cuando el Apóstol Santiago vino de Jerusalén a predicar a España, trajo a esta coronada Villa de Madrid, la milagrosísima imagen que hoy llaman de la Almudena y la colocó  en una pequeña iglesia, donde permaneció hasta la invasión musulmana, siendo escondida por los primitivos cristianos para evitar que fuese destruida.
El nombre de Santa María de la Almudena fue dado con posteridad a la Reconquista (1085), cuando la encontró el Rey Alfonso VI que; en su afán por encontrar la Imagen primitiva, organizó una procesión encabezada por su real persona, el clero, la nobleza y el pueblo de Madrid en torno a la muralla, rogando a Dios para que apareciera la Imagen, y al pasar la comitiva ante un cubo de la muralla dedicado a “almudith” (deposito de trigo que los moros llaman “Almud”), cayeron varias piedras quedando descubierto el hueco donde se hallaba la Imagen de la Virgen, llamada desde entonces de la Almudena, comprobándose con asombro que las dos velas continuaban encendidas, después de tres siglos, por lo que la Imagen tiene la cara “morena”. A partir de este día 9 de noviembre del año 1085, es considerada por el pueblo como Patrona de Madrid.
Virgen de la Almudena,
Madre y Señora nuestra,
que estuviste oculta
en las murallas del viejo Madrid
y te nos manifiestas ahora
como Madre de inmensa ternura
a quienes te veneramos
con filial devoción.
Tu nombre de Almudena
hace referencia a fortaleza;
danos constancia firme
para vivir siempre seguros
en la fe de la Iglesia.

Mantén vivo nuestro amor
y fuerte nuestra esperanza,
para que ningún obstáculo
pueda desviarnos
del camino de la salvación.
Llena con tu presencia maternal
la dura soledad de los que sufren.
Acoge con tu amor
las súplicas de tus hijos.
Abre nuestros corazones
a la alegría del Espíritu.
Como excelsa Patrona de Madrid
bendice y protege a quienes
veneran con amor tu nombre santo
y el de tu Hijo.
Santa María de la Almudena,
Hija Predilecta del Padre,
Madre entrañable del Hijo
y Esposa del Espíritu Santo.
Tú eres nuestra Madre y Patrona.
Tú, por designio de Dios
y tú sí incondicional al ángel,
eres nuestra intercesora
y nuestro modelo a imitar.
Por eso, Madre,
te pedimos que seas siempre
nuestro auxilio en la tribulación
y el espejo en quien mirarnos,
para, siguiendo tu ejemplo,
lograr la imagen del Señor
en nuestra vida y ser, a la vez,
manifestación suya por el testimonio.
Amén.

San Francisco, como buen cristiano e hijo fiel de la Iglesia, profesaba una grandísima devoción a la Virgen María. Su primer biógrafo, Tomás de Celano, nos lo recuerda con estas palabras: «Rodeaba de amor indecible a la Madre de Jesús, por haber hecho hermano nuestro al Señor de la majestad. Le tributaba peculiares alabanzas, le multiplicaba oraciones, le ofrecía afectos, tantos y tales como no puede expresar lengua humana. Pero lo que más alegra es que la constituyó abogada de la Orden, y puso bajo sus alas, para que los nutriese y protegiese hasta el fin, los hijos que estaba a punto de abandonar» (2 Cel 198). Y este es un ejemplo de aquellas alabanzas compuestas por el santo de Asís:

Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
consagrada por Él
con su santísimo amado Hijo
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.

Salve, palacio de Dios;
salve, tabernáculo de Dios;
salve, casa de Dios.
Salve, vestidura de Dios;
salve, esclava de Dios;
salve, Madre de Dios.

Por intercesión de María, invoquemos a Dios nuestro Padre.

Kirye eleison
  
Por la Iglesia, peregrina en el mundo: para que medite como María, la palabra de Dios y conforme su vida al mensaje que anuncia.

Kirye eleison

 
Por los religiosos y religiosas, especialmente de la familia franciscana: para que, imitando a la Virgen fiel, precedan y guíen al pueblo en la fidelidad a Cristo.

Kirye eleison


Por las familias que nos confían a diario la educación de sus hijos: para que, a ejemplo de María, que vivió la experiencia de la vida privada de Jesús de Nazaret, sepan vivir en la realidad cotidiana la luz y la fuerza de la fe.

Kirye eleison


Por nuestros alumnos: para que como, María que cooperó de manera especial a la obra de la redención, sean también testigos de la fe en Madrid.

Kirye eleison
 
Por nuestra comunidad educativa: para que reine la paz, la prosperidad y el bienestar de todos sus miembros.

Kirye eleison

Atiende, Dios todopoderoso, las plegarias de tu Iglesia suplicante, pues las pone bajo el patrocinio de Santa María la Real de la Almudena, Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Quiero terminar hoy con la letra del Himno a La Almudena, compuesta por F. Palazón, y que con gran acierto del Sr. Cardenal Arzobispo, nos une en un mismo sentir y cantar como hijos de SANTA MARIA LA REAL DE LA ALMUDENA, PATRONA DE MADRID:
.
SALVE SEÑORA DE TEZ MORENA
VIRGEN Y MADRE DEL REDENTOR.
SANTA MARIA DE LA ALMUDENA
REINA DEL CIELO, MADRE DE AMOR. (2)
.
 TU QUE ESTUVISTE
 OCULTA EN LOS MUROS
DE ESTE QUERIDO Y VIEJO MADRID
HOY RESPLANDECES ANTE TU PUEBLO
QUE TE VENERA Y ESPERA EN TI.

BAJO TU MANTO
VIRGEN SENCILLA
BUSCAN TUS HIJOS  LA PROTECCIÓN
TÚ ERES PATRONA
DE NUESTRA VILLAMADRE AMOROSA, TEMPLO DE DIOS.