martes, 28 de febrero de 2012

¡Conviértete a Dios!

La meta de nuestra vida es Dios, pero andamos muy despistados, y caminamos en otras direcciones. Como Dios es misterio, nos sobrepasa, no lo vemos; nos proponemos otras metas más comprensibles y asequibles, unos dioses más a nuestro alcance y nuestra manera.

Y hacemos unos dioses preciosos, llenos de fuerza y encanto. Y decimos, estos son nuestros dioses, los que nos liberan de antiguas exclavitudes y miserias, los que nos proporcionan bienestar y felicidad, un excelente nivel de vida, los que ratifican nuestros deseos y esperanzas, los que curan nuestras enfermedades y prolongan nuestras vidas, los que nos defienden de amenazas y peligros. Y los llamamos economía, ciencia, tecnología, diversión, belleza, moda, arte, placer, poder,... A todos ellos adoramos, a todos damos un culto exagerado, de todos ellos nos sentimos muy devotos.

Pero la realidad es muy distinta y es que las promesas de estos dioses resultan engañosas. Es un precio muy caro el que hay que pagar para conseguir el favor de estos ídolos y, una vez conseguido, no nos satisfacen, en vez de darnos libertad, nos hacen esclavos suyos; en vez de darnos felicidad, nos angustian y estresan la vida.

Por eso los profetas nos gritan "Volved al Señor, vuestro Dios, porque Él, es clemente y comprensivo, tardo a la cólera y rico al amor". En la conversión dejad vuestras vanidades y volved al que es la fuente de toda dicha, el que puede llenar las ansias del corazón. Convéncete primero de que esos dioses que adoras son falsos y peligrosos. Seguro que ya has experimentado el vacío y la amargura que te dejan. Si realmente lo has experimentado no te será fácil volverte al verdadero Dios.

Para conocer mejor a Dios, para acercarse más a él, necesitas la oración. En este tiempo de Cuaresma, queremos orar más y mejor, queremos escuchar su palabra, gozar de su presencia, celebrar sus maravillas, agradecer su inmenso amor.

Los signos cuaresmales del ayuno, la abstinencia y la ceniza, no te deben asustar. Son relativos y significativos. Lo importante es que vuelvas a tu padre Dios.

La ceniza; es la vaciedad de nuestros Dioses particulares. Quemamos nuestras vanidades para ofrecerselas a Dios.El ayuno y la abstinencia son signos de libertad y de austeridad. Es un propósito de superar nuestras ansias consumistas y de liberarnos de las leyes que imponen las ofertas de mercado. No necesitamos tantas cosas para ser felices. Una vida austera nos ayuda más a crecer en valores morales y nos acerca más al sufrimiento de los pobres y nos reconcilia con el Evangelio.

La limosna: como signo de caridad y solidaridad  como fuente de la misericordia. Amamos a los pobres, a los que que sufren, por eso queremos compartir con ellos nuestros bienes. El ayuno propina la limosna. Nada valdrá el ayuno, si no tuviera la marca de la caridad.

Se pueden cambiar los signos, lo que importa no es la letra, sino el espíritu. Todo lo que se haga tiene que ser, no por constumbre o por ley, sino en espíritu y en verdad.

Jesús nos habla de ello en el Evangelio. Se puede dar ayuda, limosna, orar, ayunar y resultar todo una inutilidad, incluso un pecado. Sólo desde el amor las cosas adquieren valor.

Si de verdad te conviertes a Dios, necesariamente te convertirás al hermano. Es que los hermanos están en Dios. Y es que Dios está en los hermanos.

El problema es que estamos demasiado convertidos hacia nosotros mismos. Cada uno es para sí su bien supremo, ser objetivo y punto de referencia constante. Cada uno vive centrado en sí mismo volcado sobre si mismo, encorvado sobre sí, bloqueado a lo extraño.

Tu corazón se vuelve egocéntrico y egolátrico. Eres duro, frio, exigente, calcualdor. Entonces si logras romper ese bloqueo, si dejas que Dios lo rompa, será como un milagro, todo cambiará en tí.

Dios puede desgarrar tu corazón sombrío, llenarlo de luz, agrandarlo, embellecerlo y poner en él una fuente que riegue, lo ablande y lo estremezca.

Esto es lo más importante, que tu corazón, tu ser más íntimo y verdadero se deje alcanzar por esa espada de la palabra y el amor de Dios, se deje triturar por ese martillo, se deje quemar por ese fuego y ablandar por esa agua. Entonces tu corazón será renovado y transfigurado, llegará a ser entrañable y compasivo como el de Dios.

Si tu corazón alcanza el fuego de la misericordia, te será fácil salir de ti mismo, ponerte en camino y acercarte al que lo necesita, sin dar rodeos ni poner excusas, volcar sobre los heridos tus mejores medicinas; podrás enjugar las lágrimas del que llora o llorar con él, enderezar al que se dobla y levantar al que está caido, luchar por la libertad del oprimido y del esclavo; te será gratificante el compartir lo que tienes con los pobres y hacerte pobre con ellos. Entonces encontrarás a Dios en los hermanos y hablarás a Dios de los hermanos, es la mejor preparación cuaresmal.

La cuaresma es...
Subir hasta el Tabor, hasta el Calvario
andar sobre el desierto, hasta la pascua,
sin mirar hacia atrás y sin perderse
superando el esfuerzo en la esperanza

La cuaresma es...
abrir toda tu casa, sucia, oscura
dejar pasar el viento que la limpia,
y que entre todo el sol, iluminada
en vidriera radiante convertida.

La cuaresma es...
escuchar la palabra poderosa
que es espada afilada y es martillo,
rasgue tu corazón y lo triture
que lo haga de nuevo el creador espíritu.

La cuaresma es...
suplicar por el fuego y por el agua
para apagar la sed y contra el frío
que el fuego se convierta en llama viva,
y el agua sea inagotable río.

La cuaresma es...
un salir al encuentro del hermano
y ponerte enseguida a su servicio
descubrir esos rayos que conoces
tal vez sean los rayos de otro Cristo.

jueves, 23 de febrero de 2012

Jueves 16 de Febrero

Buenos días, Señor, a ti el primero
Encuentra la mirada
Del corazón, apenas nace el día:
Tú eres la luz y el sol de mi jornada.
Buenos días, Señor, contigo quiero
Andar por la vereda:
Tú, mi camino, mi verdad, mi vida;
Tú, la esperanza firme que me queda.
Buenos días, Señor, a ti te busco,
Levanto a ti las manos
Y el corazón, al despertar la aurora:
Quiero encontrarte siempre en mis hermanos.
Buenos días, Señor resucitado,
Que traes la alegría
Al corazón que va por tus caminos,
¡vencedor de tu muerte y de la mía.
Comienzan los relojes a maquinar sus prisas;
Y miramos el mundo. Comienza un nuevo día.
Comienzan las preguntas, la intensidad, la vida;
Se cruzan los horarios. Qué red, qué algarabía.
Mas tú, Señor, ahora eres calma infinita.
Todo el tiempo está en ti Como en una gavilla.
Rezamos, te alabamos, porque existes, avisas;
Porque anoche en el aire tus astros se movían.
Y ahora toda la luz se posó en nuestra orilla.
Padre nuestro, padre de todos,
Líbrame del orgullo de estar solo.
No vengo a la soledad cuando vengo a la oración,
Pues sé, que estando contigo,  con mis hermanos estoy;
Y sé que estando con ellos, tú estás en medio, Señor.
No he venido a refugiarme dentro de tu torreón,
Como quien huye a un exilio  de aristocracia interior.
Pues vine huyendo del ruido, pero de los hombres no.
Allí donde va un cristiano no hay soledad, sino amor,
Pues lleva toda la iglesia dentro de su corazón,
Y dice siempre "nosotros", incluso si dice "yo".
Venid, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la buena nueva,
para sanar las almas.

Instrumento de paz y de justicia,
pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bendice y que ama.

Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.

Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras,
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño.
Bendigamos a Dios, nuestro Padre, que mira siempre con amor a sus hijos y nunca desatiende sus súplicas, y digámosle con humildad:

Ilumínanos, Señor.
Te damos gracias, Señor, porque nos has iluminado con la luz de Jesucristo;que esta claridad ilumine hoy todos nuestros actos.

Ilumínanos, Señor.

Que tu sabiduría nos dirija en nuestra jornada;
así andaremos por sendas de vida nueva.
Ilumínanos, Señor.

Ayúdanos a superar con fortaleza las adversidades
y haz que te sirvamos con generosidad de espíritu.
Ilumínanos, Señor.

Dirige y santifica los pensamientos, palabras y obras de nuestro día
y danos un espíritu dócil a tus inspiraciones.
Ilumínanos, Señor.

A ti, Señor, que eres la luz verdadera y la fuente misma de toda luz, te pedimos humildemente que meditando fielmente tu palabra vivamos siempre en la claridad de tu luz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

martes, 14 de febrero de 2012

Jueves 9 de febrero

Todos hemos escuchado la resurrección de Lázaro. Toda historia tiene un valor de signo. Lázaro significa, debilidad humana. Pero Jesús lo quería. Lázaro significa, herida de muerte. Pero Jesús la asumía. Lázaro significa hombre mortal, y Jesús viene en su auxilio. Que suerte tiene el hombre de tener a Dios por amigo y salvador.

Jesús resucitará a Lázaro. Significa que tiene poder de resucitar a todos los amigos que mueren. Primero lloró su muerte, porque le duelen los sufrimientos y penas del hombre. Después lo sacó de la tumba, para dar a entender que a todos puede sacar de sus sepulcros. Lo dijo maravillosamente: "Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque haya muerto vivirá".

Sólo pide una cosa, Fé, Jesús es un médico que no sana si no se confía en él. Creer, es confiar, abrirse a él, acercarse a la fuente, dejarse llevar a la piscina, dejarse amar. Lázaro se dejó amar. Los hermanos confiaron en Jesús; Yo creo que tu eres el Mesías, el hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo. Como creyó la Samaritana y creyó, el ciego da nacimiento. Creer es escuchar su palabra, alimentarse y llenarse de Jesús. Su pan es medicina de inmortalidad. Creer, es confesarle como Salvador.

La resurrección de Lázaro, anuncia también la propia resurrección de Jesús. Pero ¿Cómo pudo morir si era la vida? ¿Qué necesidad tenía de morir, si iba a resucitar?

Jesús aceptó la condición humana, con todas sus consecuencias y quiso salvar al hombre, pero desde dentro; quiso curar las heridas, pero padeciendo él primero. Tolo lo que él asume y sólo lo que él asume queda redimido.

Le dolía a Jesús la muerte de Lázaro, que era su amigo, por eso lloró a Jesús y llora por todas las muertes, porque todos somos sus amigos. No importa que se espere la resurrección. La muerte, es verdad en algunos casos es piadosa. Pero casi siempre la muerte es cruel. No sólo destruye la vida del difunto, sino que rompe cantidad de lazos dulces, amistosos y la vida humana está hecha de esos lazos, que originan profundos y enriquecedoras relaciones. Cuando, por ejemplo, un terrorista mata a una persona -cada persona es sagrada, y cada persona inocente, lo más sagrado del mundo-, no sólo muere la víctima, mueren también la esposa, los hijos, los amigos, mueren ellos mismos, todos morimos, un poco ¡Que brutalidad! ¡Qué ceguera, que sinrazón!

Dios llora todas las muertes. No podemos hecharle la culpa de ningún tipo de muerte. A veces se dice en casos de muertes trahumáticos, por enfermedad, o accidente ¡Con la intención de aliviar la pena, que Dios lo ha querido. Eso, bien mirado, suena a blasfemia ¿Cómo va a querer Dios la muerte de nadie, con todo lo que supone de sufrimiento y frustración? Tendría que ser un Dios muy cruel, para querer tantas víctimas, tantos holocaustos... si no quiere el sacrificio de animales ¿Cómo va a querer el sacrificio de hijos?

Tampoco tiene Dios prisa en llevarse a sus mejores hijos porque ya están maduros. Si la otra vida es eterna ¿qué prisas puede tener Dios? Estará con nosotros y estaremos con´Él toda la eternidad. No hay prisas. Nosotros podemos tener deseos de estar con Dios, pero no hay prisas. Dios ya está con nosotros. La vida eterna ya empieza aquí, donde hay todavía mucho que hacer.

Llorar por la muerte de un amigo es humano, es natural. La fe y la esperanza, pueden relativizar y mitigar el dolor, pero no quitarlo. El que no llora, por la muerte de un amigo, un familiar, un ser querido, está desnaturalizado, la fe mal entendida podría desnaturalizar.

Por desgracia, vivimos en un amibiente cultural muy duro, muy desnaturalizado. Se provoca la muerte de muchas maneras o se deja morir de muchas maneras. Y por ser hechos tan repetidos, ya no nos impresionan tanto.

Además de las guerras, y el terrorismo de mayor o menor intensidad, ahí están los fabricantes y traficantes de armas, la delincuencia, los secuestros, los abortos, las penas de muerte, los traficantes de droga, de niños, de esclavos; ahí están el racismo, la xenofobia, la intolerancia y sobre todo esto, la injusticia y la insolidaridad, son estructuras asesinas que provocan el mayor número de muertes inocentes. También hay que denunciar nuestra falta de denuncia, nuestro silencio, nuestro conformismo. No matarse pero de algún modo dejamos que las cosas sigan así, es decir, dejamos morir.

Debemos amar la vida, valorarla, cultivarla, defenderla. La vida en todos los sentidos, empezando por el natural. Debemos colaborar y unirnos a los movimientos y organizaciones a favor de la vida. Y debemos combatir lo que va en contra de la vida y origina la muerte.

Por eso cuando se produce una muerte, sobre todo si es violenta e injusta, debemos empezar por llorarla, por lo que supone la pérdida y sufrimiento. Saber que a nuestras lágrimas se unen las lágrimas de Dios, eso ya es un consuelo. Si Dios y los hombres lloran juntos, renace la esperanza.

Hay muchas clases de muertes, como la del miedo, la tristeza, la desesperanza, el cansancio, la duda, el conformismo, y sobre todo, el desamor. El que no ama está muerto. Son muertes psicológicas y espirituales, pero verdaderas. Cristo puede librarnos de todas las muertes porque Él es la vida. No sólo resucitó sino que es la Resurrección. Quien se acerca a Cristo se contagia de vida. Quien recibe a Cristo resucita.

A Dios Padre, y amigo de la vida, pedimos con fe:
  • Recordando a los que mueren de manera violenta e injustificada, a las víctimas del hombre, la injusticia, el terror, pedimos fuerzas para combatir las causas de tanta muerte.
  • Recordando a los que dejamos por nuestra insolidaridad y egoismo, pedimos para que nos sintamos responsables de estos pecados de omisión.
  • Por los que viven en los sepulcros de la pobreza, la desesperación, de la falta de fe, para que encuentren la ayuda liberadora que necesitan.
  • Por todos los que luchan contra la cultura de la muerte y favorecen la vida, para que tengan confianza en su victoria con la ayuda de Cristo.
  • Por todos nosotros, para que superemos nuestras debilidades y nos llenemos de la vida de Cristo.

jueves, 9 de febrero de 2012

2 de Febrero de 2012

Como cada año, celebramos en el colegio la Jornada Nacional de Manos Unidas Campaña contra el hambre. Bajo el lema “La salud, derecho de todos. Actúa” nos llama a combatir en el mundo frente a un gran número de enfermedades contagiosas que se dan especialmente en los países en vías de desarrollo. Los conocimientos médicos actuales hacen posible la erradicación de estas enfermedades.
En el colegio también debemos unirnos con nuestras pequeñas aportaciones a esta campaña y por eso este miércoles nos unimos a ellas desde la oración, para que el Señor nos ilumine y nos ayude a llevar a buen término esta campaña.

Cada hora mueren más de 1.000 menores de cinco años por causas que se podrían evitar fácilmente.

La mitad de ellas tienen su origen en la desnutrición, la falta de agua limpia y la
falta de la higiene adecuada.

El 70 % de estos menores muere a causa de seis trastornos: diarrea, malaria,
neumonía, infecciones neonatales, parto prematuro y falta de oxígeno al nacer

Que seamos, Señor, manos unidas
en oración y en el don.
Unidas a tus Manos en las del Padre,
unidas a las alas fecundas del Espíritu,
unidas a las manos de los pobres.
 
Manos del Evangelio,
sembradoras de Vida,
lámparas de Esperanza,
vuelos de Paz.
 
Unidas a tus Manos solidarias,
partiendo el Pan de todos.
Unidas a tus Manos traspasadas
en las cruces del mundo.
Unidas a tus Manos ya gloriosas de Pascua.
 
Manos abiertas, sin fronteras,
hasta donde haya manos.
Capaces de estrechar el Mundo entero,
fieles al Tercer Mundo,
siendo fieles al Reino.
 
Tensas en la pasión por la Justicia,
tiernas en el Amor.
 
Manos que dan lo que reciben,
en la gratuidad multiplicada,
siempre más manos,
siempre más unidas.


Señor, sé nuestra Luz en cada día,
para poder ver por dónde vamos,
y descubrir cuál es la guía
que nos conduce al sendero de la vida.

Sé tú Señor, nuestro compañero de camino
de los que vamos por el mundo
para aprender que hacer en cada instante
y no perder el rumbo a medio día.

Si Tú nos acompañas,
feliz será la vida nuestra
y andaremos con paz y en alegría,
porque contigo, Señor,
la vida es esperanza y regocijo.

Tantas veces somos necios
que nos aferramos a lo inútil,
no queremos darnos cuenta
de la maldad de nuestra moral falsa
pues llamamos luz a lo que es tinieblas
y amor a lo que es superficial lascivia.

Como vivimos engañados
por estar lejos de tí Señor
y tú nos buscas tantas veces y de muchos modos
pero somos de corazón endurecido
y fría se queda nuestra alma

Por eso Señor, Dios,
sé nuestra luz en el camino de la vida
para que acertemos a hacer tu voluntad,
que no vayamos a estar siendo engañados
creyendo estar en la verdad;
mete tu palabra en nuestro entendimiento,
y tu Espíritu en nuestro corazón,
para poder pensar como Tú piensas,
para poder luchar como Tú luchas
para poder vivir como Tú vives
y poder amar como Tú amas.
Te pido Señor que seas nuestros ojos y cuides nuestros pasos.
Y nos ayudes a ser sabios cuando los tiempos sean difíciles.
Y cuando perdamos el rumbo
Nos guíes a un lugar donde podamos estar seguros.

Ruego Señor por que podamos ver tú Luz
Y cuando la encontremos,
sepamos retenerla en nuestros corazones.
Y cuando las estrellas nos deslumbren en el cielo,
No olvidar que tú eres la estrella eterna.

Cuando las sombras oscurezcan nuestro día
Danos Fé para sentirnos protegidos.

Oro Señor por un mundo sin violencia,
Un mundo de Justicia y de Esperanza;
En donde todos podamos tomarnos de la mano
Como símbolo de Paz y Fraternidad.

Desde el cielo cúbrenos con tú Luz,
Para que cada uno de nosotros podamos ver tú amor
Dentro y fuera de nosotros

miércoles, 1 de febrero de 2012

Jueves 26 de Enero

Hace unos días hacía una selección, entre diez, de la palabra más bonita de la lengua castellana, por su sonoridad, por su estructura, por su mensaje. Se propusieron palabras tan bellas como luz, sol, cielo, amor, música, ternura, solidaridad, alegría... La palabra elegida fue PAZ.

¡Que hermosura! Dices PAZ y piensas en el cielo, en la paloma, se te abre el arco íris, se escucha una bella sinfonía. Dices PAZ y huyen los prejuicios y resentimientos, se esconde la envidia, se muere la venganza. Dices PAZ y te entran ganas de salir al encuentro del otro, de abrir la mano generosa y amistosa, de multiplicar los besos y los abrazos.

En contraste, si hiciéramos entre diez, una selección de la palabra más fea de nuestro diccionario, las encontraríamos horrorosas, como odio, barro, negrura, repugnancia, rencor, opresión, tortura, temor, bomba,... la más fea GUERRA. Hasta cuesta trabajo pronunciarla.

Dices guerra y piensas mal, vienen las pesadillas, surgen sentimientos agresivos, dices guerra y se apaga la luz, ves sangre y muerte y flores pisasdas y odio en las caras, dices guerra y te asustas y te entran ganas de correr.

Pensando sobre todo en la guerra, nos preguntamos ¿Es que son necesarias las guerras? Incluso en el caso de guerras estrictamente defensivas; ¿no hay otros medios para defenderse que la guerra? Si hablamos del Terrorismo ¿es precisamente la guerra la manera de acabar con él?

Sabemos que toda violencia, engendra violencia y toda guerra engendra odio y deseos de venganza, además de mutilizaciones, ruinas, vacíos, muerte y lágrimas.

A estas alturas de la Historia, iniciado ya el tercer Milenio, después de tantas tragedias mundiales, es hora de que seamos más civilizados y potenciemos, para solucionar los conflictos, los foros internacionales, como Naciones Unidas. Y ya es hora de sentar las bases de un nuevo orden internacional que erradique las causas de tanto terrorismo y violencia.

Tendríamos que empezar, sin duda, por la erradicación de la pobreza. Cada día, son no dos, sino vieinte "torres gemelas" las que caen en el Sur.

La pobreza, sabemos no sólo es injusticia, es un terrorismo permanente y anónimo que da origen a todo tipo de terrorismos y violencias; aunque el terrorismo nunca puede ser justificado, "Muchas veces me he detenido a pensar sobre esta pregunta" ¿Cuál es el camino, que conduce al pleno restablecimiento del orden moral y social violado tan barbaramente? La convicción a la que se llega razonando y confrontándose con la revelación bíblica, es que no se restablece completamente el orden quebrantado si no es conjugando entre sí la Justicia y el perdón.

Necesitamos pues un orden internacional basado en la justicia en la solidaridad, en la tolerancia y el respeto. Seguro que no harían falta tantas bombas de racimo, ni tantas minas antipersonales, ni tanto antrax pulverizado.

La palabra debe ser más fuerte que el amor, Todos los conflictos deben solucionarse, con el díálogo, Necesitamos permanentemente un diálogo cultural e interreligiosom que favorezca el conocimiento y la comprensión, el respeto y la tolerancia. Y necesitamos grandes políticos, pensadores, técnicos, profetas,... que alumbren un mundo distinto, que sepan leer los signos de los tiempos, que recojan y plasmar en estructuras sociales nuevas los mejores deseos y esperanzas de los hombres.

Sigue siendo actual la canción de Bob Dylan:
¿Cuántos mares deberá surcar la blanca paloma para poder descansar en la arena?
¿Cuánto tiempo seguirán silbando las balas de cañón antes de que sean prohibidas para siempre?
¿Cuántas muertes habrá que lamentar para que se den cuenta que son demasiadas?
La respuesta amigo mío, está soplando en el viento...