miércoles, 16 de diciembre de 2015


Encendemos, Señor, esta tercera luz


más cercanos ya a la noche buena de la Luz Mayor

Queremos dar testimonio de tu Luz, Señor,
como hizo Juan el Bautista,
No somos nosotros la Luz, pero sí los testigos
de la Luz verdadera venida a este mundo

Deseamos, Señor,
con esta tercera luz que encendemos,
que el fuego de tu Espíritu encienda
nuestros corazones
y los convierta en luminarias para los demás.

Danos un corazón que vea
las necesidades de nuestro prójimo
para compartir con él lo mejor que somos y tenemos.

Quema en tu hoguera, Señor,
toda la paja de nuestras vidas
y reúne nuestros granos en pan comunitario
para renacer en Belén, la Casa del Pan.

Para que Te revelemos
como buena y gozosa Noticia para los hombres,
tan necesitados de reconocerse como hijos de Dios en la Cuna comunitaria de Belén.

Sin llamarle,
sin haber pensado siquiera en él,
sin saber muy bien quién es,
sin tener oídos para escucharle,
sin comprender su palabra,

Alguien viene
a sentarse a nuestro lado
para estar con nosotros, los hombres.

Alguien viene
¡y tiene tantas cosas
que cambiar dentro de nosotros!...
No viene para que todo siga igual
ni para hacer silencio a nuestro lado.
Viene
porque es posible ser de otra manera
y compartir el pan a manos llenas.

Alguien viene a nuestro lado
desde la orilla
Cuadro de texto: San Pedro Apóstol y 
Santa María La Mayor
Daimiel
que no conocemos.
Viene desde la cercanía de Dios
a encontrarse con el hombre
para que el hombre conozca a Dios.

Alguien viene desde Dios
y trae presencia de Dios a la tierra.
¿Sabremos aceptar la presencia de Dios
en éste que viene de parte de Dios?.

Nos hemos reunido para orar en este tercer miércoles de Adviento, en la espera de Jesús. Él vino hace 2000 años a nuestro mundo, pero sigue viniendo cada día en cada rostro que nos necesita, en cada acontecimiento, en cada situación del camino de nuestra vida. Es el momento de tener los ojos abiertos y el corazón vigilante. Dispongámonos a abrir nuestro interior a su llegada, con la humildad,  sencillez y la devoción de Francisco al acoger al Niño en la noche de la Navidad en Greccio.
Y en este año dedicado a la Misericordia, sepamos poner nuestro corazón en la miseria del otro, como Jesús, como Francisco.
Recordemos ahora cómo vivió la Navidad Francisco para poner toda nuestra ternura en el misterio del Hijo de Dios hecho hombre
Relato de San Buenaventura (LM 10,7)
Tres años antes de su muerte se dispuso Francisco a celebrar en el castro de Greccio, con la mayor solemnidad posible, la memoria del nacimiento del niño Jesús, a fin de excitar la devoción de los fieles.
Mas para que dicha celebración no pudiera ser tachada de extraña novedad, pidió antes licencia al sumo pontífice; y, habiéndola obtenido, hizo preparar un pesebre con el heno correspondiente y mandó traer al lugar un buey y un asno.
Son convocados los hermanos, llega la gente, el bosque resuena de voces, y aquella noche bendita, esmaltada profusamente de claras luces y con sonoros conciertos de voces de alabanza, se convierte en esplendorosa y solemne.
El varón de Dios estaba lleno de piedad ante el pesebre, con los ojos arrasados en lágrimas y el corazón inundado de gozo. Se celebra sobre el mismo pesebre la misa solemne, en la que Francisco, levita de Cristo, canta el santo evangelio. Predica después al pueblo allí presente sobre el nacimiento del Rey pobre, y cuando quiere nombrarlo -transido de ternura y amor-, lo llama «Niño de Bethlehem».
Todo esto lo presenció un caballero virtuoso y amante de la verdad: el señor Juan de Greccio, quien por su amor a Cristo había abandonado la milicia terrena y profesaba al varón de Dios una entrañable amistad. Aseguró este caballero haber visto dormido en el pesebre a un niño extraordinariamente hermoso, al que, estrechando entre sus brazos el bienaventurado padre Francisco, parecía querer despertarlo del sueño.
Dicha visión del devoto caballero es digna de crédito no sólo por la santidad del testigo, sino también porque ha sido comprobada y confirmada su veracidad por los milagros que siguieron. Porque el ejemplo de Francisco, contemplado por las gentes del mundo, es como un despertador de los corazones dormidos en la fe de Cristo, y el heno del pesebre, guardado por el pueblo, se convirtió en milagrosa medicina para los animales enfermos y en revulsivo eficaz para alejar otras clases de pestes. Así, el Señor glorificaba en todo a su siervo y con evidentes y admirables prodigios demostraba la eficacia de su santa oración.

Nosotros al igual que Francisco nos estamos preparando para vivir la Navidad, estamos decorando nuestras casas y nuestras clases, pensemos pues, tal y como nos indica el papa Francisco como todos estos símbolos nos ayudan a encontrar el verdadero significado de la Navidad

Navidad eres tú,
cuando decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
El pino de Navidad eres tú,
cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
Los adornos de Navidad eres tú,
cuando tus virtudes son colores que adornan tu vida.
La campana de Navidad eres tú,
cuando llamas, congregas y buscas unir.
Eres también luz de Navidad,
cuando iluminas con tu vida el camino de los demás con la bondad,
la paciencia, alegría y la generosidad.
Los ángeles de Navidad eres tú,
cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
La estrella de Navidad eres tú,
cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.
Eres también los reyes Magos,
cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.
La música de Navidad eres tú
cuando conquistas la armonía dentro de ti.
El regalo de Navidad eres tú,
cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
La tarjeta de Navidad eres tú,
cuando la bondad está escrita en tus manos.
La felicitación de Navidad eres tú,
cuando perdonas y reestableces la paz, aun cuando sufras.
La cena de Navidad eres tú,
cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado.
Tú eres, sí, la noche de Navidad,
cuando humilde y consciente, recibes en el silencio de la noche
al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes celebraciones.
Tú eres sonrisa de confianza y de ternura,
en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti.


Una muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.

miércoles, 2 de diciembre de 2015



Historia de las cuatro velas.
Cuatro velas ardían en una corona de Adviento.

El ambiente era tan silencioso que se pudo escuchar, como empezaron a hablarse.

La primera gimió y dijo: “Me llamo Paz. Mi luz ilumina, pero los hombres no guardan la paz“

Y su luz se hizo más y más débil, hasta apagarse totalmente…

La segunda flameó y dijo: “Me llamo Fe, pero estoy de sobra. Los hombres no quieren saber nada de Dios. No tiene sentido estar ardiendo más.”

Una brisa sopló por el cuarto, y la segunda vela se extinguió…

En voz baja y triste ahora la tercera vela dijo: “Yo soy el Amor. Ya no tengo fuerzas para iluminar. Los hombres me ponen a un lado. Están mirándose solo a sí mismos, y olvidan a los que deberían querer.”

Y con una última chispa se acabó también esa luz…

En ese instante entró un niño en el cuarto, miró las velas y dijo: ¡Pero ustedes deben dar luz, y no aumentar las tinieblas!“

Y casi se echó a llorar…
Entonces se escuchó también a la cuarta vela diciendo: “¡No tengas miedo! Mientras yo estoy ardiendo, podemos encender de nuevo a las demás candelas. Soy la Esperanza!”

Con una cerilla el niño tomó la luz de esta última vela y la pasó a las demás.

La llama de la Esperanza nunca debe apagarse en tu vida…

...y cada un@ de nosotros sepamos ser la herramienta que ese niño necesita para mantener la paz, la fe, el amor y la esperanza.

Te deseo un feliz Adviento lleno de... PAZ                                                                                                        
LA CORONA DE ADVIENTO
Este domingo hemos comenzado el Adviento y uno de los símbolos que utilizamos en este tiempo de Adviento, de preparación para la Navidad es la corona de Adviento. Se hace con unas ramitas verdes haciendo círculo y en el centro cuatro velas.
Este es su significado.
EL CÍRCULO. El círculo es una figura geométrica que no tiene principio ni fin. La corona de adviento tiene forma de círculo para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin, es eterno. También nos ayuda a tomar conciencia de que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
EL VERDE DE LAS HOJAS. La corona se hace con hojas verdes (ramas de pino o de cualquier árbol) y esto representa que Cristo está vivo entre nosotros (el verde es vida),
LAS VELAS. Son 4 y representan cada uno de los domingos de Adviento. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que buscamos desde siempre porque nos permite ver el mundo y nuestro interior. Cada domingo se enciende una vela. El hecho de ir encendiéndolas poco a poco nos recuerda cómo conforme se acerca la luz, la oscuridad se va disipando. Jesús es la luz del mundo.

Oración de Adviento:
Te busco y Tú te acercas, Señor, como un amigo
siempre presente, cuando se le pide luz para atravesar la noche.
Te buscamos cada día y te vemos, Señor,
donde se siembra la alegría,
donde se elimina la mentira, donde se suprime la injusticia.
Para encontrarte, Señor, ¡hay que estar en vela!
Tú estás a la perta y llamas.
Llamas al espíritu y al corazón.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,29-37):
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron: «¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó: «¿Cuántos panes tenéis?»
Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.

REFLEXIÓN
¿Qué hace Dios? Invitar a la alegría. En muchas culturas sentarse a la mesa es símbolo  de alegría, pues expresa el sentido de fraternidad y de fiesta; en ella uno repone fuerzas disfrutando de los alimentos y conversa de manera distendida disfrutando de la compañía. De hecho, no hay festejo que se precie que no venga acompañado de una buena comida o una buena cena: un cumpleaños, una boda, un aniversario…
Las lecturas de hoy nos muestran dos banquetes donde el Señor quiere compartir con nosotros el alimento de la vida. No son banquetes privados ni exclusivos, sino universales, pues todos están invitados. En el primero Isaías así lo refleja: preparará para todos los pueblos […] un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera. Un banquete lleno de alegría, de salvación, donde no hay tristeza, donde todos están contentos, como en las fiestas auténticas. Un banquete que simboliza la salvación de todos, precisamente por esto último es un banquete de inmensa alegría, porque están todos, porque no se ha quedado nadie fuera. En el segundo banquete, Jesús da de comer a la multitud después de sanar todo tipo de dolencias. Una multitud que, de nuevo, simboliza la diversidad de condiciones sociales y razas. Comieron todos hasta quedar satisfechos. De nuevo,todos; nadie queda excluido.
En los países del llamado “primer mundo”, celebraremos la Navidad con demasiadas comidas y cenas: comidas de empresa, de amigos, de familia… En ocasiones son celebraciones con excesivo derroche, exageradas comidas. Tan excesivas que cuando terminan las fiestas, no faltan los reclamos publicitarios de gimnasios y dietas de adelgazamiento para corregir los excesos. Ojalá nuestros excesos fuesen no de calorías, sino de alegría, de gozo, de fraternidad. Quizá de estos dones estamos más anémicos y de ellos nos quiere saciar Dios. Este es su banquete, esta es su invitación.  Pero para que este gozo sea pleno, al menos tienen que estar todos invitados. Una mesa donde falten hermanos, nunca disfrutará de una alegría auténtica. ¿Quizá por ello nos cuesta ser felices de verdad? ¿A quién podría invitar a mi mesa?
El saludo que improvisó el Papa para los jóvenes de República  Centroafricana                     
Queridos jóvenes, los saludo con todo afecto.Nuestro amigo que ha hablado en nombre de todos, ha dicho que vuestro símbolo es el árbol del plátano porque es un símbolo de vida: siempre crece, siempre se reproduce, siempre da los frutos con mucha energía alimentaria.
Este árbol también nos habla de resistencia. Pienso que esto muestra claramente el camino que se les propone en este momento difícil de guerra, odio, división. Es el camino de la resistencia.
Decía vuestro amigo que algunos de ustedes quieren irse de aquí. Huir de las pruebas de la vida nunca es una solución. Es necesario resistir, tener el coraje de la resistencia, de la lucha por el bien. Quien huye no tiene el coraje o el valor para dar vida.
El árbol del plátano da vida y sigue reproduciéndose, sigue dando vida porque resiste, porque permanece, porque está allí. Algunos de ustedes me harán una pregunta. Pero padre, ¿qué cosa podemos hacer? ¿Cómo se hace para resistir?
Yo les digo ahora dos o tres cosas que tal vez serán útiles para que ustedes puedan resistir.
Primero que nada, la oración. La oración es poderosa. La oración vence al mal. La oración te acerca a Dios, el Todopoderoso.
Yo les hago una pregunta: ¿ustedes rezan? No escucho. No la olviden.
Segundo: trabajen por la paz porque la paz no es un documento que se firma y que se queda ahí. La paz se hace todos los días. Y la paz es un trabajo artesanal, se hace con las manos.
Se hace con la propia vida. Y alguno me puede decir, ¿Padre, cómo puedo ser yo artesano de la paz?
En primer lugar, no odien nunca. Y si uno te hace mal, busca perdonarlo. Nada de odio, mucho perdón. ¿Lo decimos juntos? (Todos repiten)
Y si tú no tienes odio en tu corazón, si perdonas, serás un vencedor. Porque serás vencedor de la batalla más difícil de la vida: vencedor del amor. Y por el amor viene la paz. ¿Quieren ser derrotados o vencedores en la vida? ¿Qué cosa quieren?
(El intérprete le dice al Papa: El pueblo dice que queremos ser de los que vencen)
Solo se vence en el camino del amor. El camino del amor. ¿y se puede amar al enemigo? Sí. ¿Se puede perdonar a quien nos ha hecho mal? Sí.
Así, con el amor y el perdón ustedes serán vencedores. Con el amor serán vencedores en la vida y darán vida siempre. Con el amor nunca serán derrotados. Ahora les deseo un buen trabajo. Piensen en el árbol del plátano. Piensen en la resistencia ante las dificultades.
Huir, irse lejos, no es una solución.
Ustedes deben ser valientes. ¿Han comprendido qué significa tener coraje? Tener coraje en el perdón, tener coraje en el amor, tener coraje para hacer la paz. ¿De acuerdo? ¿Lo decimos juntos? Tener coraje, ser valientes en el amor, en el perdón y en la paz.
Queridos jóvenes centroafricanos, estoy muy contento de encontrarlos. Hoy hemos abierto esta puerta. Esto simboliza la Puerta de la Misericordia de Dios. Confíense a Dios porque Él es misericordioso, Él es amor, Él es capaz de darnos la paz. Y por esto he dicho al inicio que recemos. Es necesario rezar para resistir, para amar, para no odiar, para ser artesanos de paz.
Muchas gracias por vuestra presencia. Ahora iré adentro a escuchar las confesiones de algunos de ustedes. ¿Están dispuestos a resistir? ¿Sí o no? ¿Están dispuestos a luchar por la paz? ¿Están dispuestos a perdonar? ¿Están dispuestos a la reconciliación? ¿Están dispuestos a amar esta bella patria? (A todas las preguntas los jóvenes responden “Sí”)
Y vuelvo al inicio. ¿Están dispuestos a rezar? Ahora les pido rezar por mí para que pueda ser un buen obispo, para que pueda ser un buen Papa. ¿Me prometen que rezarán por mí? (Todos responden “Sí”).
Y ahora les doy la bendición. A ustedes y a sus familias, una bendición pidiendo al Señor que nos dé el amor y la paz. Dios Todopoderoso los bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Buenas noches y recen por mí.
PAZ Y BIEN.



martes, 24 de noviembre de 2015



Señor: Me cuesta comenzar el día,
porque sé que es una nueva tarea,
un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo.
Ayúdame a comenzarlo con entusiasmo, 
con alegría, con ilusión nueva.
Sé que estás a mi lado:
en mi familia
en mis amigos,
en las cosas, en mi propia persona.
Y sé, Señor, que esta tarea
la comienzan cada mañana
muchos hermanos míos
de cualquier punto de la tierra;
y eso me alienta y empuja.
También te pido por ellos,
y con ellos te digo: ¡Buenos días, Señor!

Palabra de Dios (Mc. 4, 26-29)

También les dijo: “El Reino de Dios es como un hombre que echa una semilla en la tierra. Lo mismo si está dormi­do como si está despierto, sí es de noche como si es de día, la semilla sin que él sepa cómo, germina y crece. La tierra por sí misma da el fruto: primero la hierba, luego la espiga, después el grano gordo en la espiga. Y cuando el fruto está maduro, el hombre echa la hoz porque es el tiempo de la cosecha.

Reflexión

Cada día que amanece es una oportunidad que Dios te da para empezar de nuevo. La vida, tu vida, es como esa se­milla que va creciendo sin que apenas lo percibas. Apro­vecha este día como si fuera el único que vas a vivir: mira la vida con ojos nuevos, ve el lado bueno de las cosas, disfruta de la amistad, de la compañía de aquellos a quie­nes amas y sé feliz. Al final del día, pon todo en manos de Dios con la confianza que da el saber que te ama inmensamente, así como eres.

Hoy seré feliz.
Expulsaré de mi espiritu todo pensamiento triste.
Me sentiré más alegre que nunca.
No me lamentaré de nada.
Hoy agradeceré a Dios la alegria y la felicidad que me regala.

Hoy trataré de ajustarme a la vida. Aceptaré al mundo como es y procuraré encajar en él. Si sucede algo que me desagrada, no me mortificaré ni me lamentaré, agradeceré que haya sucedido. Porque asi se puso a prueba mi voluntad de ser feliz.

Hoy seré dueño de mis sentimientos, de mis nervios y de mis impulsos. Para triunfar tengo que tener dominio de mi mismo. Hoy trabajaré alegremente con entusiasmo y pasión, haré de mi trabajo…una diversión. Comprobaré que soy capaz de trabajar con alegría.

Disfrutaré mis pequeños triunfos, no pensaré en los fracasos. Hoy seré amigable. No criticaré a nadie. Si comienzo a criticar a una persona, cambiaré la crítica por elogios. Toda persona tiene sus defectos y sus virtudes. Olvidaré los defectos y concentraré mi atención en las virtudes.

Hoy evitaré las discusiones desagradables. Hoy voy a eliminar dos plagas de mi vida: la prisa y la indecisión. Hoy viviré con calma, con paciencia; porque la prisa es el enemigo de una vida feliz y triunfante. No permitiré que la prisa me abrume.

Hoy tendré confianza en mí mismo porque Dios está conmigo. Hoy haré frente a todos los problemas con decisión y valentía y no dejaré ninguno para mañana. Hoy no tendré miedo. Actuaré valientemente… el futuro me pertenece. Hoy tendré confianza en que Dios ayuda a los que luchan..y trabajan.

Hoy no envidiaré a los que tienen más dinero o más salud que yo .Contaré mis bienes y no mis males. Compararé mi vida con la de otros……que sufren más. Hoy trataré de resolver los problemas de hoy. El futuro se resuelve así mismo. El destino pertenece a los que luchan. Hoy tendré un programa que realizar. Si algo queda sin hacer, no me desesperaré, lo haré mañana.

Hoy no pensaré en el pasado. No guardaré rencor a nadie, practicaré la ley del perdón. Asumiré mis responsabilidades y no echaré las culpas a otras personas de mis fracasos.

Hoy comprobaré que Dios me ama y me premia con su amor. Hoy haré un bien a alguien. Buscaré a alguna persona para hacerlo sin que lo descubra, seré cortés y generoso. Al llegar la noche comprobaré que Dios me premió con un bien, con un día de plena felicidad.
¡Y mañana viviré otro día como hoy.!
Enséñanos, Señor,
el valor de lo sencillo,
el valor de los pequeños detalles.
Que no pensemos hacer grandes
cosas el día de mañana,
descuidando las pequeñas cosas
que podemos hacer hoy.

Queremos prestar atención
a los que nos rodean,
sobre todo a los que pasan
alguna necesidad.

Ayúdanos a comprometernos
con los que están más cerca:
la familia, los amigos,
los compañeros de clase,…  .AMÉN

Para terminar la oración de hoy leeremos una historia de Anthony de Mello, que seguro que nos da una pista sobre cómo hacer oración:

“Un pobre campesino que regresaba del mercado a altas horas de la noche descubrió de pronto que no llevaba consigo su libro de oraciones. Se hallaba en medio del bosque y se le había salido una rueda de su carreta, y el pobre hombre estaba muy afligido pensando que aquel día no iba a poder recitar sus oraciones.
Entonces se le ocurrió orar del siguiente modo:«He cometido una verdadera estupidez, Señor: he salido de casa esta mañana sin mi libro de oraciones, y tengo tan poca memoria que no soy capaz de recitar sin él una sola oración. De ma­nera que voy a hacer una cosa: voy a recitar cinco veces el alfabeto muy despacio, y tú, que co­noces todas las oraciones, puedes juntar las letras y formar esas oraciones que yo soy incapaz de recordar».
Y el Señor dijo a sus ángeles:«De todas la oraciones que he escuchado hoy, ésta ha sido la mejor, porque ha brotado de un corazón sencillo y sincero».
(Anthony de Mello)



miércoles, 18 de noviembre de 2015

EL PAPA FRANCISCO NOS ENSEÑA A ORAR CON LOS 5 DEDOS DE LA MANO

  1.  El pulgar es el más cercano a ti. Así que empieza orando por quienes están más cerca de ti. Son las personas más fáciles de recordar. Orar por nuestros seres queridos es "una dulce obligación"
  2. El siguiente dedo es el índice. Ora por quienes enseñan, Instruyen y sanan. Esto incluye a los maestros, profesores, médicos y sacerdotes. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para indicar la dirección correcta a los demás. Tenlos siempre presentes en tus oraciones.
  3.  El siguiente dedo es el más alto. Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los congresistas, los empresarios, y los gerentes. Estas personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública. Necesitan la guía de Dios.
  4. El cuarto dedo es nuestro dedo anular. Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo puede decir cualquier profesor de piano. Debe recordarnos orar por los más débiles, con muchos problemas o postrados por las enfermedades. Necesitan tus oraciones de día y de noche. Nunca ser demasiado lo que ores por ellos. También debe invitarnos a orar por los matrimonios.
  5. Y por último está nuestro dedo meñique, el más pequeño de todos los dedos, que es como debemos vernos ante Dios y los demás. Como dice la Biblia "los últimos serán los primeros". Tu meñique debe recordarte orar por ti. Cuando ya hayas orado por los otros cuatro grupos verás tus propias necesidades en la perspectiva correcta, y podrás orar mejor por las tuyas.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Buenos días, Señor

Palabra de Dios (Mc. 4, 26-29)

También les dijo: “El Reino de Dios es como un hombre que echa una semilla en la tierra. Lo mismo si está dormi­do como si está despierto, sí es de noche como si es de día, la semilla sin que él sepa cómo, germina y crece. La tierra por sí misma da el fruto: primero la hierba, luego la espiga, después el grano gordo en la espiga. Y cuando el fruto está maduro, el hombre echa la hoz porque es el tiempo de la cosecha.

Reflexión

Cada día que amanece es una oportunidad que Dios te da para empezar de nuevo. La vida, tu vida, es como esa se­milla que va creciendo sin que apenas lo percibas. Apro­vecha este día como si fuera el único que vas a vivir: mira la vida con ojos nuevos, ve el lado bueno de las cosas, disfruta de la amistad, de la compañía de aquellos a quie­nes amas y sé feliz. Al final del día, pon todo en manos de Dios con la confianza que da el saber que te ama inmensamente, así como eres.

Buenos días
Señor: Me cuesta comenzar el día,
porque sé que es una nueva tarea,
un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo.
Ayúdame a comenzarlo con entusiasmo, 
con alegría, con ilusión nueva.
Sé que estás a mi lado:
en mi familia
en mis amigos,
en las cosas, en mi propia persona.
¡Buenos días, Señor!

ARRIÉSGATE
El escultor contemplaba un tronco de madera noble que tenía delante y, entornando los ojos, descubrió en él, como al trasluz, una talla perfecta y luego otra y otra... en un desfile interminable. No eran seres imaginarios, no; eran reales. Estaban allí dentro. Su oficio consistiría en rescatar a aquellas criaturas liberándolas de su prisión de madera. Pero al tomar la gubia se sintió totalmente paralizado. Desde el corazón de aquel tronco, millones de seres levan­taban los brazos clamando por su liberación. Salvar a uno era abandonar a muchos, pero no elegir era excluir a to­dos. Y ¿cómo renunciar a salvar a aquella única criatura que le era posible?...
Y sintió un estremecimiento, porque intuyó de pronto que el tronco era su propia vida; las figu­ras ocultas, los mil posibles modos de vivirla, y que él mismo debía elegir un único destino y tallarlo con sus propias manos.

Palabra de Dios (Lc. 9, 23-26)
Jesús les decía a todos: “El que quiera venir en pos de mi niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Por­que el que quiera salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la salvará. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mis­mo? Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doc­trina, el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con su gloria y con la del Padre y los santos ánge­les.

Reflexión
Jesús te anima a tomar tu vida, elegir tu destino y tallarlo. Él ha ido delante, dando ejemplo. Arriésgate para ganar la vida; para ser feliz, hay que entregarla por los demás. Je­sús te recuerda que no puedes seguirle a medias, pues si te avergüenzas de Él, no eres digno de su Reino.

LA CONQUISTA DE UNO MISMO      
El sabio Platón solía decir a sus discípulos que “la conquista de sí mismo es la mayor de las victorias”. Tenía toda la razón: no hay tarea más difícil que el correcto dominio de uno mismo. Y ¿qué quiere decir conquista o dominio de uno mismo? Significa saber ordenar adecuadamente la inteligencia y el corazón para que sepan buscar la verdad, realizar el bien en el ejercicio de su libertad.
A veces, los hombres llevan a cabo conquistas científicas y técnicas espectaculares, pero no son capaces de dominar su egoísmo y hacer una opción clara y decidida por la solidaridad y la fraternidad.
“Conquistarse a uno mismo” significa, en definitiva, poner lo mejor de uno mismo al servicio de los demás. Cuando te esfuerzas por “ser más” a favor del prójimo, cuando tu “ser libre” se realiza con los otros y para los otros has logrado la mayor de las victorias; dejar de ser una persona egoísta y comenzar a ser una persona solidaria.

Como una piña
Jesús en la última reunión que tuvo con sus discípulos, dirigió esta oración a su Padre: “No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”.

Reflexión
Es fácil hablar de paz, de unión, de amistad... ¿Hacemos algo para conseguir que aumenten en nuestra familia, en nuestra clase, en nuestro grupo de amigos? ¿Nos esforzamos para crear un ambiente de unión los que vivimos? Piensa que debes contribuir a la vida de los grupos de los que formas parte porque todos tenemos algo que los de­más no tienen y que les podemos dar. Jesús quiere que todos estemos unidos como una piña.

LA FÁBULA DEL LÁPIZ                                     
El niño miraba a la abuela escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:
-Abuela, ¿estás escribiendo una historia que nos sucedió a nosotros? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí?
La abuela dejó de escribir, sonrió y le comentó al nieto:
 -Estoy escribiendo sobre ti, es verdad. Ahora bien, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueras como él, cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada especial.
-¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
-Todo depende de cómo mires las cosas. Hay cinco cualidades en él que, si consigues conservarlas, te harán siempre una persona en paz con el mundo.
PRIMERA CUALIDAD. Puedes hacer grandes cosas, pero no debes olvidar nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esa mano la llamamos Dios y Él debe conducirte siempre en la dirección de su voluntad.
SEGUNDA CUALIDAD. De vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Con eso, el lápiz sufre un poco, pero al final está más afilado. Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te harán ser una persona mejor.
TERCERA CUALIDAD. El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar los errores. Debes entender que corregir una cosa que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para man­tenernos en el camino de la justicia.
CUARTA CUALIDAD. Lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. Por tanto, cuida siempre lo que ocurre dentro de ti.
Por último, la QUINTA CUALIDAD del lápiz: Siempre deja una marca. Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará huellas, y por lo tanto procura ser cons­ciente de todas tus acciones.







miércoles, 4 de noviembre de 2015

Orar desde lo cotidiano

Hoy vengo ante ti Señor porque necesito un espacio en medio de mis rutinas para, sin prisa, abrir mi corazón y mis sentidos a ti. Mi ritmo acelerado y la sucesión de tareas, obligaciones y compromisos me hacen a menudo sordo y ciego a tu presencia, impidiéndote participar de mi vida. Anhelo que Tú Señor formes parte desde el amanecer hasta que me acuesto, de las situaciones que voy viviendo en casa o en el trabajo. Anhelo que Tú seas mi guía y mi luz todos los días.
Buscar cada día
En la oración espero la relación personal y cercana con Dios, pero cada día puedo también buscar su presencia en la realidad, en las personas que comparten mi tiempo, y en todas sus obras. Hacer presente a Dios en medio de mis actividades, con un cambio en mi mirada, me ayudará a  descubrir las pequeñas cosas en las que Dios se deja ver. Desde que me despierto puedo alegrarme de tener un nuevo día para vivirlo junto a Él y me puedo sentir acompañado en los momentos cotidianos. Y cotidiano es fregar los platos, ir a comer con los abuelos, esperar en una cola, planear unos gastos, arreglar un ordenador, buscar aparcamiento, hacer deporte, ver la TV en el sofá, conversar con una amiga, escuchar a un hijo, cocinar, ir a una reunión de vecinos, trabajar, descansar…. Y ahí puedo buscar a Dios. Sin miedo, él saldrá a mi encuentro.
“Tu rostro, Señor, es lo que busco” (Sal 26 7-8)
Salmo  para gente ocupada
El Señor guía mis pasos, así que no me apresuro.
Él hace que me pare y descanse para reposar tranquilo.
Él me inspira imágenes de quietud que restauran mi serenidad.
Él me guía por la senda de la actividad sin perder la calma.
Él me guía en la paz de su Espíritu.
Aunque tenga muchas cosas cada día, no me turbo, porque Él está conmigo.
Señor del tiempo, dueño de las horas, Él me mantiene ecuánime.
Me prepara un almuerzo y restaura mis fuerzas en medio de mis quehaceres, y unge mi mente con el óleo de la paz.
Mi copa rebosa de energía gozosa. Esta armonía y esta actividad son el fruto de mis días, porque camino en la paz del Señor y habitaré en su casa para siempre.
¿Cómo me hago consciente de que Dios está presente en todo momento y quiere ser parte de mi vida?
¿Dónde busco a Dios?
¿Dónde le reconozco?
¿Qué está Dios haciendo en mi vida sencilla?

Encontrar su presencia
Mi vida entera puede ser lugar de encuentro con Dios. Señor, ¿Qué me quieres decir? Estás presente y actúa en mi vida ordinaria, porque todo lo abarcas. Me sostienes y me acompañas. Saberte cerca me da luz para iluminar y discernir las situaciones cotidianas a las que me tengo que enfrentar.
Repasa y contempla la presencia de Dios en personas y en acontecimientos del día de hoy. Descubre y valora las motivaciones profundas de las personas en su acción. Descubre como tu relación con ellas te ayuda a acercarte más a Dios.
“Yo estaré con vosotros siempre, hasta el fin del mundo”
Ese sentir y encontrar a Dios mientras vivo me relaciona con El, me pone en oración, abre mi corazón para acoger y responder a sus llamadas. Puedo vivir cada día desde la alegría profunda porque Dios me ha llamado a vivir en plenitud, a ser feliz, y su amor me ayuda y salva de la tristeza y los desencantos. Puedo disfrutar de tener un Dios que me quiere tanto. Sentir su presencia en aquello que hago, hará más fácil v a la manera de Dios, sentirme empujada por Él e invitada a amar más y hacer más felices a los demás.
¿Cómo tratas de ser testigo diario del amor de Dios?
¿En qué manera puedes impregnar tu casa de la presencia de Dios?
¿Qué puede aportar Dios a tu manera de trabajar cada día?
En lo profundo no hay nada que no sea sorprendente y, sin embargo, bajamos tan poco y pocas veces. Acomodamos el pulso a la presión de la rutina. Nos distanciamos del fondo y del origen de los días… y no bajamos, y no bajamos, y no bajamos. Nos olvidamos del sentido de la Vida, del propio barro, del primer atardecer... Y amontonamos un sinfín de tonterías, buscando en lo que creer. En lo profundo no hay nadie que no sea diferente, pero a menudo mostramos sólo aquello que no duele. Desdibujados detrás de multitud de vanidades sueños, ajenos al Amor… superficiales. …y no bajamos, y no bajamos, y no bajamos. En lo profundo no hay nada que no sea sorprendente…..
Acostúmbrate, poco a poco, a orar durante todas tus ocupaciones diarias. Habla, muévete, trabaja por la paz como si estuvieras en oración. Hazlo sin afanes, dejándote mover por la gracia. En cuanto adviertas que te turba tu natural impetuosidad, retírate despacio a tu interior, donde está el Reino de Dios. Escucha los impulsos de la gracia, y no digas ni hagas más que lo que el Espíritu Santo ponga en tu corazón. Verás como tu tranquilidad será mayor, tus palabras menos abundantes y más efectivas, y cómo, con mucho menos esfuerzo, realizarás un bien mayor
En los tiempos de Jesucristo también existía un gran interés para saber cómo orar y sus discípulos manifestaron esta necesidad de aprender a orar.

Jesús les enseñó cómo hacerlo, introduciendo la oración del Padrenuestro, pero sucede que la manera para orar óptimamente ha sido malinterpretada. Muchos pensaron que al orar había que repetir esta oración o hacerla de una forma mecánica.

El Padrenuestro encierra muchas cosas y nos brinda la manera más eficaz de acercarnos a Dios mientras oramos. A menudo escapa de las personas las innumerables enseñanzas que hay en esa conocida oración plasmada en Mateo 6: 9 – 13.

En esta ocasión vamos a analizarla y aprender a orar mejor. Hay siete puntos importantes en el Padrenuestro a saber:
1) “Padre nuestro que estás en los cielos”
Lo primero es reconocer a Dios como tu Padre y adorarlo. Muchos al pensar en Dios lo imaginan como un ser lejano ocupado en sostener el Universo, pero no piensan que Él es un Padre amoroso. Dale el lugar que se merece en tu vida.

2) “Santificado sea tu nombre”
Cuando ores hazlo adorándole. Rindiendo tu vida en adoración y expresándole lo mucho que le amas y que significa para ti. No hay palabras para expresar lo que es Dios, pero utiliza todo lo que sea necesario para expresarle tu amor.
3) “Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu voluntad, así también en la tierra,
como en el cielo”, Dios desea brindarte muchas bendiciones y cumplir sus promesas en ti pero se necesita que tú las aceptes. Acepta Su Reino en tu vida. Reconoce a Dios como el Señor de tu vida. Que tu vida depende de él y que Su Voluntad es lo más importante. La Soberanía de Dios es indiscutible y que Él sea tú Señor implica morir al “yo” y dejar que Él guíe tu vida. Decláralo, cuando ores, como tu Rey.

4) “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”
Pídele. Si Dios es tu padre y es Rey de reyes, significa que tú eres un príncipe o princesa. Tienes pleno derecho de pedir a Dios. Dice Mateo 7: 7. “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Dios quiere darte por herencia las naciones, piensa en las muchas veces en las que no has recibido tantas cosas por el simple hecho de no pedir. Siéntete libre a la hora de pedir porque si Él dice que lo hagas es porque tiene el suficiente poder para hacer incluso lo que para ti es imposible. Al orar pídele por tus necesidades, ora por tus familiares, amigos, compañeros de clases o trabajo, incluso por tus enemigos. Ora e intercede ante Dios pidiéndole y que Él, conforme a Su voluntad, hará.
5) “Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”.
Salda tus cuentas con Dios sabiendo que Él es fiel y justo para perdonarnos. Ten sinceridad al hacerlo y ten un arrepentimiento genuino. Dios te perdonará. Pero ten en cuenta que aquí aparece un condicionado. Necesitas perdonar a quienes te han ofendido. Porque ¿cómo osar pedir perdón a Dios si tu no perdonas a tu prójimo?

Ahora, no sé si te hayas fijado en algo… ¿por qué crees que dice primero que podemos pedirle a Dios lo que queramos, conforme a su Voluntad y después habla de pedir perdón? La respuesta es porque Dios es Padre primero que Juez!!! Él te ama con un amor inagotable y te considera su hijo. No pienses que eres indigno al acercarte a Él para pedirle porque Jesucristo te limpió con su sangre carmesí y al aceptarlo en tu corazón has sido constituido hijo de Dios.
6) “No nos dejes caer en tentación, sino líbranos del mal”
Dile a Dios que te libre de las tentaciones, que te proteja de aquellas situaciones que te lleven a caer en pecado y te mantenga siempre alejado de aquello que traiga tropiezos a tu relación personal con Él. También vemos que es necesaria la guerra espiritual, pues no tenemos lucha contra carne y sangre sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este mundo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12) Pero no temas, es más fuerte el que está en nosotros que el que está en el mundo y somos mucho más que vencedores. Cuando ores cúbrete con la sangre de Cristo y pídele Su protección, para ti y los tuyos.

Termina adorándole nuevamente. La adoración es un privilegio enorme, hagamos uso de éste para terminar nuestro momento de oración.




martes, 27 de octubre de 2015

“Id y enseñad a todas las gentes”. Esta es la misión funda­mental de la Iglesia y de los cristianos, como miembros de ella. Jesús nos invita a ser misioneros en nuestro barrio, en nuestra casa... La misión encomendada por Jesús a los apóstoles sigue siendo actual y necesita, también hoy, brazos que la hagan realidad.
Palabra de Dios (Mc. 16, 15-16; 20)
Les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado se salvará, y el que no crea se condenará”. Ellos se fueron a predicar por todas partes. El Señor cooperaba con ellos y confirmaba su doctrina con los prodigios que los acompañaban.

Reflexión
El misionero, es un enviado, que ha sentido en su interior la llamada de Cristo: “Id, enseñad”. Es un fuego abrasador que le consume y le espolea a convertir la vida rutinaria en tarea evangelizadora. ¿Cómo puedes responder tú a esta llamada en tu vida diaria y en convivencia con los demás? (Momentos de silencio y reflexión personal)

Oración del enviado
“Id por todo el mundo...”
Estas palabras están dichas
para cada uno de nosotros, para ti también.
Eres continuador de su obra, compañero en la misión.
Conviérteme primero a mí, dice el Señor,
para que yo pueda anunciar a otros
la Buena Noticia del Reino
que tú anunciaste a los sencillos y a los pobres.
Dame AUDACIA, pido yo al Señor.
En este mundo escéptico y autosuficiente,
en este ambiente cómodo e indiferente
tengo vergüenza y miedo
para presentarme como seguidor tuyo. 

EXIGENCIAS DE UNA BUENA CONVIVENCIA

Retomamos la reflexión de la semana antepasada sobre la buena convivencia:

6- Aprende a acoger con una sonrisa. A veces es difícil sonreír. Sin embargo, ofrecer una sonrisa a alguien, en un momento determinado, puede aportar satisfacciones interiores y recompensas inesperadas.
7- Sé una persona emocionalmente estable. No pases de los gritos a la charla sosegada, de la alegría incontrolada a la depresión y las lágrimas.
8- Interésate por quien camina a tu lado triste, agobiado, preocupado; pero siempre dentro del mayor respeto por su intimidad. Saberse acompañado en los momentos difíciles, y de una manera incondicional, es el mejor remedio y la mayor demostración de una auténtica amistad. Es una de las grandes conquistas humanas.
9- Si quieres triunfar ante los demás, 'aprende a escuchar', 'ten paciencia', habla con ponderación' y aprende a 'ponerte en la piel del otro'.

Convivir es vivir con. Consiste en compartir la vida, las actividades, con otros. Las convivencias son, por tanto, encuentros para convivir, para buscar juntos un objetivo, compartir la vida, las experiencias, y buscar una proyección futura. Es un momento extraordinario de la vida, sobre todo si de lo que se trata es de vivir los valores evangélicos.
Evangelio
Lucas 6, 12-19
Por aquellos días, Jesús se retiró al monte a orar y se pasó la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, eligió a doce de entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. Eran Simón, a quien llamó Pedro, y su hermano Andrés; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, el hijo de Alfeo, y Simón, llamado el Fanático; Judas, el hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Al bajar del monte con sus discípulos y sus apóstoles, se detuvo en un llano. Allí se encontraba mucha gente, que había venido tanto de Judea y Jerusalén, como de la costa, de Tiro y de Sidón. Habían venido a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.

Reflexión
Los evangelios, en particular el de hoy, nos muestran cómo siempre que Jesús debía tomar una decisión importante, pasaba toda la noche en oración. Es común oír: "No tengo tiempo para orar". Esto generalmente es verdad, pues el tiempo para orar debemos "crearlo". Esto implica renunciar a nuestro tiempo de diversión, a la televisión e inclusive, como Jesús, al descanso nocturno.

Solamente el cristiano que ora todos los días verá cambios en su vida, pues la oración es el elemento que permite que la gracia de Dios se convierta en vida. Es también común escuchar: "Dios siempre está conmigo y por eso yo hago mi oración mientras voy manejando al trabajo o a la escuela". Esto es verdad también, Dios siempre está con nosotros, pues Dios siempre tiene tiempo para nosotros, la pregunta sería si nosotros, como Jesús, también tenemos tiempo para Dios.

Si bien es cierto que todo momento es un buen momento para orar, es necesario dedicar un tiempo exclusivo para Dios, para estar con él, para que todos nuestros sentidos se centren y concentren en él. Date tiempo para orar, sólo así tendrás suficiente luz para dirigir las decisiones de tu vida.

El valor de las palabras

Parece mentira, todo lo que pueden llegar a hacer. Cómo acunan o cómo golpean. Cómo hieren o cómo acarician y sanan. Sinceras o falsas, pensadas o espontáneas… son uno de nuestros mayores tesoros. Las decimos, las escribimos, las leemos y compartimos. Aprendemos con las palabras prestadas de otros, y quizás también nosotros llegamos a decir algo que merezca la pena… para alguien. Hablamos, y en el hablar y en la escucha, a veces, nos encontramos… Jesús es Palabra de Dios. Palabra auténtica, de amor y pasión por nosotros. ¿Y yo? ¿Qué palabra soy?

Hay palabras que es mejor no decir. Porque no hacen falta.
Las que juzgan sin intentar comprender.
Las que son falsas.
Palabras de maledicencia o de crítica injusta, de chismorreo y de condena.
Palabras innecesarias, o cháchara para llenar silencios que asustan.
Palabras de burla que ignoran el dolor del débil.
Palabras que apuñalan por la espalda.
Es mejor callar aquello en lo que sabemos que no estamos siendo honestos,
o aquello que no diríamos en persona.
Callar aquello que levanta muros y genera desconfianzas y fracturas.

Es mejor callar lo que envenena los sueños y marchita las vidas.
¿Qué palabras están de más en tu hablar?
¿Qué sería mejor callar?

ENSEÑANZA BUDISTA

Un gran sabio budista solía andar cubierto únicamente con una túnica gastada y raída. Vivía de forma austera y muy pobre. Pero, aunque parezca absurdo, llevaba siempre consigo un pequeño plato de oro que le había regalado el rey, el cual en otro tiempo fue su discípulo.

El maestro de sabiduría portaba aquel plato como recuerdo, pero su corazón no era esclavo de aquel pedazo de oro.

Una noche, estaba a punto de acostarse para dormir entre las ruinas de un antiguo monasterio cuando observó la presencia de un ladrón escondido detrás de una de las columnas.
- “Ven aquí y toma esto”, le dijo el maestro de sabiduría mientras le ofrecía el plato de oro.
-“Así no me molestarás una vez que me haya dormido y podré gozar de este rato de paz que es el descanso”.

El ladrón agarró con ansia el plato y salió corriendo. Pero a la mañana siguiente regresó hasta el maestro de sabiduría con el plato... y con una petición:
-“Cuando anoche te desprendiste con tanta facilidad de este plato pensé que me hacías inmensamente rico y feliz. Ahora quiero que me enseñes esa riqueza interior que te hace ser tan desprendido y te otorga tanta paz”.


ORACIÓN:

Señor, enséñame a ser generoso.
No tengo muchas cosas para dar, pero he recibido muchos dones y los puedo compartir con los demás.
Enséñame a no ser egoísta, y a pensar primero en los demás.
Que no me guarde las cosas para mí, sino que aprenda a ofrecerlas, para que todos puedan disfrutar con lo que yo he recibido.
No tengo muchas cosas para dar pero lo poco que tengo se puede multiplicar si lo comparto.
Jesús, cambia mi corazón para que descubra que hay más alegría en dar que en recibir.
Ayúdame, Señor a descubrirte en la generosidad.

LA CONQUISTA DE UNO MISMO


El sabio Platón solía decir a sus discípulos que “la conquista de sí mismo es la mayor de las victorias”. Tenía toda la razón: no hay tarea más difícil que el correcto dominio de uno mismo. Y ¿qué quiere decir conquista o dominio de uno mismo? Significa saber ordenar adecuadamente la inteligencia y el corazón para que sepan buscar la verdad, realizar el bien en el ejercicio de su libertad.

A veces, los hombres llevan a acabo conquistas científicas y técnicas espectaculares, pero no son capaces de dominar su egoísmo y hacer una opción clara y decidida por la solidaridad y la fraternidad.

“Conquistarse a uno mismo” significa, en definitiva, poner lo mejor de uno mismo al servicio de los demás. Cuando te esfuerzas por “ser más” a favor del prójimo, cuando tu “ser libre” se realiza con los otros y para los otros has logrado la mayor de las victorias; dejar de ser una persona egoísta y comenzar a ser una persona solidaria.

Que tengas un buen día.