Que
el Dios de la paz nos dé un corazón de paz, una actitud de escucha y un empeño
decidido por la construcción de la justicia y el acercamiento fraternal de
los pueblos. Entre todos los pueblos, paz para todos. «Dichosos los que promueven la paz, porque serán llamados hijos de
Dios».
“Había una vez, un rey que ofreció un gran premio a aquel
artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta. Muchos artistas
intentaron, y el rey observó y admiró todas las pinturas que le presentaron
pero solamente hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre
ellas.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos aquellos que miraron esta pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.
La primera era un lago muy tranquilo. Este lago era un espejo perfecto donde se reflejaban unas placidas montañas que lo rodeaban. Sobre éstas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos aquellos que miraron esta pintura pensaron que ésta reflejaba la paz perfecta.
La segunda pintura también tenía montañas. Pero éstas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con rayos y truenos. Montaña abajo parecía retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacifico.
Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, miró tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí, en medio del rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito en el medio de su nido…
Paz perfecta… ¿Cual crees
que fue la pintura ganadora?
El Rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué?
“Porque,” explicaba el Rey, “Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor.
Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”
El Rey escogió la segunda. ¿Sabes por qué?
“Porque,” explicaba el Rey, “Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro o sin dolor.
Paz significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón. Este es el verdadero significado de la paz.”
Ø Escuchamos el proyecto de Dios
DIOS TIENE PARA NOSOTROS UN PROYECTO DE PAZ
Lector 1 «De las
espadas forjarán arados; de las lanzas podaderas. No alzará la espada pueblo
contra pueblo, no se adiestrarán para la guerra. Caminemos a la luz del Señor»
(Is 2,4).
Lector 2 «Habitará
el lobo con el cordero, la pantera se tumbará junto al cabrito, el novillo y el
león pacerán juntos: un muchacho pequeño los pastorea. La vaca pastará con el
oso, sus crías se tumbarán juntas; el león comerá paja con el buey. El niño
jugará con la hura del áspid, la criatura meterá la mano en el escondrijo de la
serpiente. No harán daño ni estrago por todo mi monte santo» (Is 11,6-9a).
Lector 3 «Librará al pobre que pide auxilio, al afligido
que no tiene protector; él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la
vida de los pobres» (Sal 72,12-13).
Lector 4 «¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del
mensajero que anuncia la paz. Que trae buenas nuevas, que anuncia la
salvación!» (Is 52,7).
Pero el proyecto de
Dios ha sido frustrado: las armas son armas tan sólo, el corazón de los
dirigentes sigue atareado en declaraciones de guerra, las relaciones de los
pueblos están hechas de intolerancia y descalificación y los pobres de la
tierra vagabundean en busca de asilo y dignidad.
Escuchamos los testimonios de constructores de paz, portavoces de un lenguaje universal, testigos de la esperanza.
Ø Dice
Mahatma Gandhi,
padre de la patria india, apóstol de la no violencia
(Harijan, 13.07.1940)
«Después de haber
estudiado cuanto me fue posible las religiones más importantes, nació en mí la
idea de que tenía que haber una llave que pudiese abrir la unidad fundamental
de todas las religiones, habida cuenta de que es razonable y necesario
descubrir lo que tienen en común. Esta llave es la verdad y la no violencia ...
Hasta que no
realicemos esta unidad fundamental, no cesarán las guerras entabladas en nombre
de la religión».
Ø Dice
Martín Luther King
pastor evangélico, líder negro, asesinado por la
defensa de los derechos civiles en Estados Unidos.
«Me niego a hacer
mía la afirmación cínica de que los pueblos irán cayendo, uno tras otro, en el
torbellino del militarismo, hacia el infierno de la destrucción termonuclear.
Creo que la verdad y el amor sin condiciones tendrán la última palabra.
La vida, aun
provisionalmente vencida, es siempre más fuerte que la muerte. Creo firmemente
que, incluso en medio de los obuses que estallan y de los cañones que retumban,
permanece la esperanza de un radiante amanecer...
Creo igualmente que
un día toda la humanidad reconocerá en Dios a la fuente de su amor. Creo que
este amor salvador y pacífico será un día la ley.
El lobo y el
cordero podrán descansar juntos, cada hombre podrá sentarse debajo de su
higuera, en su viña, y nadie tendrá ya que tener miedo.
Creo firmemente que
lo conseguiremos».
TERESA DE CALCUTA:
“Lo que importa es la persona… Creo en el
acercamiento de la persona a la persona. El amor es un fruto que se da en
cualquier estación. La enfermedad más grande no es la lepra, sino el
sentimiento de no ser aceptado… El azote más duro es el del olvido del prójimo,
sobre todo, si consideramos que el prójimo es Dios.”
Ø Dice
Thich Nhat Hanh
monje budista, destacado activista de la paz durante
la guerra de Vietnam. (La corriente no es la orilla)
«Dice un adagio
chino: «Cuando nace un profeta de la paz el agua del río se hace más clara y
las plantas y los árboles de la montaña se vuelven intensamente verdes». Cuando
un profeta de la paz está en medio de vosotros y vosotros ponéis vuestro pie
cerca de su paso sentís luz, os hacéis paz con él y el mundo se llena de
trasparencia. Por eso digo que si tú te sientas al lado de Jesús o del Buda no
intentes analizar sus palabras; respira su paz». (Adaptación)
Ø Dicen
los evangelistas Marcos y Juan hablándonos de Jesús:
«Uno de los
maestros de la ley preguntó: Maestro, de todos los mandamientos ¿cuál es el más
importante? El más importante, respondió Jesús, es éste: Escucha Israel, el
Señor tu Dios es uno. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu
alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas; y el segundo es éste: ama a
tu prójimo como a ti mismo. No hay otros mandamientos mayores que éstos» (Mc 12,28-31).
«Amigos, amémonos
unos a otros, pues el amor procede de Dios. Todo el que ama nació de Dios y
conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Queridos
amigos, pues Dios nos amó tanto que nosotros debemos amarnos el uno al otro.
Nadie ha visto jamás a Dios, mas si nos amamos, Dios vive en nosotros y su amor
llega a su plenitud en nosotros» (1 Jn
4,78.11.12).
Elevamos
nuestra plegaria al Dios de la paz, madre y padre de todos los pueblos del
mundo
A cada petición, respondemos
con una aclamación
«Con todos
los pueblos, ¡oh, Señor, te pedimos por la paz».
1. Amamos la vida como don sagrado de
Dios y primer derecho del hombre, sea quien sea, esté donde esté. Que nadie
mate, torture o atente contra su integridad. Queremos defender la vida de toda
persona.
2. Creemos que Dios es el amigo de
la vida y contrario al partidismo económico o ideológico de los hombres para
defensa de sus territorios de poder, prestigio o riqueza. Que «no se utilice el
nombre de Dios en vano».
3. Creemos en la capacidad de las
personas y pueblos para resolver sus conflictos por caminos de paz. Queremos
apoyar y favorecer comportamientos y cauces democráticos en libertad.
4. Creemos en la fuerza
pacificadora y liberadora de la verdad. Rechazamos la mentira como instrumento
de estrategia y la manipulación interesada de la verdad. Apelamos a la fuerza
social del perdón para construir el futuro. Que ni la venganza ni los odios nos
encadenen y que el perdón colectivo sea también fuente de paz.
PADRE NUESTRO POR LA PAZ
PADRE que miras por igual a todos tus hijos a quienes ves
enfrentados.
NUESTRO, de todos, de los 500 millones de personas que
poblamos la tierra, sea cual sea nuestra edad, color…
QUE ESTÁS EN EL CIELO y en la tierra, en cada hombre, en
los humildes y en los que sufren,
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, pero no con el estruendo de
las armas, sino con el susurro del corazón,
VENGA A NOSOTROS TU REINO, el de la paz, el del amor,
HÁGASE TU VOLUNTAD, siempre en todas partes. Que tus
deseos no sean obstaculizados por los hijos del poder
DANOS EL PAN DE CADA DÍA que estás amasado con paz,
justicia y amor
DÁNOSLE HOY porque mañana puede ser tarde, los misiles
están apuntando, y quizá algún loco quiera disparar
PÉRDONANOS, no como nosotros perdonamos, sino como tu
perdonas, sin lugar al odio y al rencor
NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, de almacenar lo que no
nos diste, de acumular lo que otros necesitan, de mirar con recelo al de
enfrente
LIBRANOS DEL MAL que nos amenaza, de las metralletas, de
los misiles, de los millones de toneladas de armas, porque somos muchos, Padre, los que queremos
VIVIR EN PAZ.
AMEN