Toda la vida es un
don en cada persona. Dios te ha llenado, nos ha regalado grandes talentos y
cualidades. Desde lo más hondo de nuestro ser Dios nos está llamando. Está
tocando a la puerta de nuestra vida y nos dice una palabra sencilla, una
invitación, otro regalo: VEN. Es la gran invitación que hace a todos los
apóstoles…, es la gran invitación a unirnos a Él. Todo cristiano es un
vocacionado, es un llamado por Dios a un proyecto concreto, a un plan, a una
misión, a un envío, ID. Jesús a toda la Iglesia, después de su resurrección,
nos dice: “id al mundo entero y anunciad el Evangelio”. Somos llamados para la
misión. La cuestión es: ¿has escuchado su llamada? ¿has respondido? ¿te has
puesto en camino?
Esta misión que el
mismo Jesús comunicó una vez resucitado y que se ha ido viviendo de generación
en generación, de cristianos a cristianos, es la misma que nosotros también
tomamos ahora. Todos nosotros hemos sido llamados por Jesús para anunciar su
evangelio entre los niños y jóvenes, y todos hemos respondido de forma
generosa. Por este motivo, por ser Jesús el autor de la llamada, es por lo que
nos encontramos reunidos ante su presencia. Para pedirle las fuerzas, el ánimo,
la fe y el don necesario para ser fieles a ese mensaje que un día dio a sus
discípulos y que ahora nos comunica a nosotros: «Id por todo el mundo y haced
discípulos a todas las gentes».
SALMO DEL DISCIPULO QUE QUIERE ANUNCIAR
A DIOS
Aquí estamos, Señor,
como tus discípulos en Galilea.
Aquí estamos, Señor,
respondiendo a tu llamada.
Aquí estamos, Señor,
porque nuestro gozo eres tú.
Aquí estamos, Señor,
queremos ser anunciadores de tu
Reino.
Aquí estamos, Señor,
con la confianza puesta en ti.
Como los discípulos en Galilea...
nuestro deseo es salir a tu
encuentro,
porque en medio de nuestra vida
tú ocupas siempre un lugar
importante.
Respondiendo a tu llamada...
porque a ti no se te puede decir que
no,
porque en nuestra respuesta
encontramos el gozo.
Aquí nos tienes,
puedes contar con nosotros.
No sabemos si sabremos hacerlo como
tú deseas,
pero sabes que la ilusión no nos
falta.
Porque nuestro gozo eres tú...
Quien te descubre ya no puede vivir
como antes;
quien te ha visto, ya no puede
negarte;
quien te ha sentido, ya no puede
olvidarte.
Queremos ser anunciadores de tu
Reino...
porque te hemos sentido cerca;
porque ahora sabemos qué es lo
bueno,
lo perfecto;
porque cuando algo tan grande como
tú se descubre,
ya no es posible guardar silencio.
Aquí estamos,
porque sabemos que nos necesitas,
y te ofrecemos lo mejor que tenemos,
nuestra propia vida,
para que sea instrumento al servicio
de tu Reino.
Aquí estamos, Señor,
porque eres nuestro Dios.
Aquí estamos, Señor,
porque nos has mirado.
Aquí estamos, Señor,
con nosotros puedes contar.
Aquí estamos, Señor,
para decirte con el corazón
que nos ayudes en ésta, nuestra misión.
L Mt 28, 16-20
Los
once discípulos fueron a Galilea, al monte que les había indicado Jesús. Al
verlo, se postraron, pero algunos dudaron. Jesús se acercó y les habló: “Me han
concedido plena autoridad en cielo y tierra.
Id y haced discípulos entre todos
los pueblos, bautizarlos consagrándolos al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
y enseñarles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Yo estaré con vosotros
siempre, hasta el fin del mundo”.
Id y anuncia el evangelio... porque si gratis lo has
recibido, gratis lo debes dar.
Id y anuncia el evangelio... porque sus palabras son
palabras de vida.
Id y anuncia el evangelio... porque Dios te habla a
través de la Palabra.
Id y anuncia el evangelio... porque nunca se debe
ocultar.
Id y anuncia el evangelio... porque lo que es bueno
para ti, con otros lo tienes que compartir.
Id y anuncia el evangelio... porque Dios te necesita.
Id y anuncia el evangelio... y yo estaré contigo hasta
el final de los tiempos. Porque sin mí no puedes hacer nada; porque de mí te
vendrá la fuerza para anunciarlo; porque tú solo no eres nada, pero conmigo lo
eres todo.
Confía, confía en mí... Tú eres mi mensajero...
Confía, confía
No hay comentarios:
Publicar un comentario