
Señor, Dios, dueño del tiempo y de la eternidad, tuyo es el hoy y el mañana,
el pasado y el futuro. Al terminar un año quiero darte gracias por todo aquello que
recibí de TI.
Gracias por la vida y el amor, por las flores, el aire y el sol, por la alegría y el
dolor, por cuanto fue posible y por lo que no pudo ser.
Te ofrezco cuanto hice el año pasado, el trabajo que pude realizar y las cosas
que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te presento a las personas que a lo largo de estos meses amé, las amistades
nuevas, los más cercanos a mí y los que estén más lejos, los que me dieron su mano
y aquellos a los que pude ayudar, con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y
la alegría.
Pero también, Señor hoy quiero
pedirte perdón, perdón por el tiempo
perdido, por el dinero mal gastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado.
Perdón por las obras vacías
y por el trabajo mal hecho, y
perdón por vivir sin
entusiasmo. También por la oración que poco a poco fui aplazando y que hasta
ahora vengo a presentarte. Por todos mis olvidos, descuidos y silencios nuevamente
te pido perdón.
Al iniciar un nuevo
año detengo mi vida ante el nuevo
calendario aún sin
estrenar y te presento estos días: te pido para mí y los míos la paz, la salud y el
cariño. Que yo dé alegría para que, cuantos conviven conmigo o se acerquen a mí
encuentren en mi vida un poco de TI.
Ya estamos de nuevo en el Colegio después de las vacaciones de Navidad;
hemos despedido al 2013 deseando que el 2014 sea mejor que el anterior.
Nos hemos deseado felicidad, prosperidad, que se hagan realidad nuestros sueños y
hemos transmitido AMOR a la familia y a los amigos y amigas.
Muchas
veces nos han dicho que nuestra vida
es como un libro abierto y
todavía sin acabar de escribir. Cada día una página en blanco que nosotros mismos
rellenamos con lo que hacemos,
con nuestras decisiones, con nuestros
pensamientos. Cada año es un capítulo nuevo, una historia nueva que no tiene un
final marcado, porque el final lo ponemos cada uno.
El capítulo que empezamos hoy es diferente al anterior. Es una historia llena
de oportunidades. Año nuevo, vida nueva: eso quiere decir que tenemos la ocasión
de corregir nuestros errores, de proponernos nuevas metas y de dejar atrás lo que
no hemos hecho del todo bien.
Pero también este capítulo es
continuación de una historia que venimos
escribiendo hace tiempo. Es una ocasión para continuar todo lo bueno que hemos
empezado, para seguir
estudiando, trabajando, divirtiéndonos, compartiendo la
amistad y buenos momentos.
Como nos dice Dios en los Evangelios: “pon tus dones, tus panes”, “comparte
tu tiempo”, “sonríe a todos”, “pon color a la vida”…
Que este nuevo año que empezamos, Jesús,
nos enseñe a ser humildes,
generosos, austeros... en definitiva: a ser buenas personas.
Jesús nos trae hoy una Buena Noticia. Quizá creamos que sabemos mucho
sobre él, que hemos oído muchas veces hechos de su vida, pero su palabra puede
sonar de forma distinta cada día y nos puede dar luz en nuestros problemas.
En ocasiones, nos enfadamos
con los demás o incluso podemos
llegar a
insultar a aquel que no nos cae bien. Ante esto Jesús nos dice unas palabras:
“Habéis oído que antes se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente.’ Pero yo os
digo: No resistáis a quien os haga algún daño. Al contrario, si alguien te pega en la
mejilla derecha, ofrécele también
la otra. Al que te pida algo,
dáselo; y no le
vuelvas la espalda a quien te pida prestado.”
“También habéis oído que antes
se dijo: ‘Ama a tu prójimo y
odia a tu
enemigo.’ Pero yo os digo:
Amad a vuestros enemigos y orad por
los que os
persiguen. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, pues él hace que su
sol salga sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos e injustos. Porque si
amáis solamente a quienes os
aman, ¿qué recompensa tendréis? Y si saludáis
solamente a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario?”
Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y
el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que
tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros
pecados”.
Evangelio según San Marcos 6,34-44.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque
eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Este
es un lugar desierto, y ya es muy tarde.
Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo
para comer".
El respondió: "Dadles de comer vosotros mismos". Ellos le dijeron:
"Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer
a todos".
Jesús preguntó: "¿Cuántos panes tenéis? Id a ver". Después de
averiguarlo, dijeron: "Cinco panes y dos pescados".
El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde,
y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al
cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus
discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre
la gente.
Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de
sobras de pan y de restos de pescado.
Los que comieron eran cinco mil hombres.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a
Dios, sino en que él nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima
propiciatoria por nuestros pecados”.
Evangelio según San Marcos 6,34-44.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque
eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: "Este
es un lugar desierto, y ya es muy tarde.
Despide a la gente, para que vaya a las poblaciones cercanas a comprar algo
para comer".
El respondió: "Dadles de comer vosotros mismos". Ellos le dijeron:
"Habría que comprar pan por valor de doscientos denarios para dar de comer
a todos".
Jesús preguntó: "¿Cuántos panes tenéis? Id a ver". Después de
averiguarlo, dijeron: "Cinco panes y dos pescados".
El les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde,
y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces él tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al
cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus
discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre
la gente.
Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de
sobras de pan y de restos de pescado.
Los que comieron eran cinco mil hombres.
Evangelio según San Marcos 6, 45-52
En aquel tiempo, después de la multiplicación de los panes,
Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se dirigieran a
Betsaida, mientras él despedía a la gente. Después de despedirlos, se retiró al
monte a orar.
Entrada la noche, la barca estaba en medio del lago y Jesús, solo, en tierra.
Viendo los trabajos con que avanzaban, pues el viento les era contrario, se
dirigió a ellos caminando sobre el agua, poco antes del amanecer, y parecía que
iba a pasar de largo.
Al verlo andar sobre el agua, ellos creyeron que era un fantasma y se pusieron
a gritar, porque todos lo habían visto y estaban espantados. Pero él les habló
enseguida y les dijo: "¡Ánimo! Soy yo; no temáis". Subió a la barca
con ellos y se calmó el viento. Todos estaban llenos de espanto y es que no
habían entendido el episodio de los panes, pues tenían la mente embotada.
Reflexión
Cuando las olas de la vida se levantan con ímpetu sobre
nuestra pobre vida, incluso nos puede parecer que el mismo Jesús pasará de
largo dejándonos a merced del viento.
El evangelio de hoy nos muestra que Dios siempre está con nosotros, que
"viendo nuestros esfuerzos" por alcanzar la orilla, se pone en camino
para rescatarnos y llevarnos a puerto seguro. Es importante darnos cuenta del
esfuerzo que estaban haciendo los discípulos
Lo mismo Dios nos pide simplemente cooperar a su gracia, que no es otra cosa
que hacer lo que está en nuestras manos, con la confianza puesta en que él
mismo completará la obra y nos sacará de la crisis. Por ello, nunca te sientas
ni solo ni defraudado, las crisis nos sirven para crecer y para aprender a
confiar totalmente en Dios.
PERMITE QUE EL AMOR DE DIOS LLENE HOY TU VIDA. ÁBRELE TU
CORAZÓN
Los apóstoles pidieron al Señor: —Danos más fe. El Señor les
contestó: —Si tuvierais fe, aunque sólo fuera del tamaño de una semilla de
mostaza, podrían decirle a este árbol: “Arráncate de aquí y plántate en el
mar”, y les haría caso. Lc 17:5-6
Padre celestial, te damos gracias por las muchas
maneras en que tú nos fortaleces y revelas tu vida a nosotros. Te damos gracias
por toda tu protección, también por tu protección a nuestra fe y esperanza. Haz
que tu Espíritu penetre más y más en nosotros, permitiéndonos ser tus testigos
en este malvado e infeliz mundo. Que tu Espíritu nos de esperanza en esta vida
y para la vida que ha de venir. Amén.
Para terminar me gustaría leer una carta de despedida de Gabriel
García Márquez que se ha retirado de la
vida pública por razones de salud: cáncer linfático. Ahora, parece, que es cada
vez más grave. Ha enviado una carta de despedida a sus amigos, y gracias a
Internet está siendo difundida.
Es verdaderamente conmovedor este corto texto escrito por uno de los
latinoamericanos más brillantes de los últimos tiempos que dice así .
"Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y
me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en
definitiva pensaría todo lo que digo.
Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,
perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen,
despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan, y
cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces
al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo, y
esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las
estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que
les ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el
dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... No dejaría pasar un solo día sin
decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre
de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de
enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de
enamorarse!. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a
volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con
el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres...He aprendido que
todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera
felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un
recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su
padre, lo tiene atrapado por siempre.
He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,
cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas cosas las que he podido aprender
de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me
guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo."
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.. Si supiera que hoy fuera la
última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor
para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez
que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de
nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu
voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez
indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría
"te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes. Siempre hay
un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por
si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te
quiero y que nunca te olvidaré.
El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última
vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el
mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para un
sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un
último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los
necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles "lo siento",
"perdóname", "por favor", "gracias" y todas las
palabras de amor que conoces. Nadie te recordará por tus pensamientos secretos.
Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos.