sábado, 10 de octubre de 2015

Un nuevo curso nos encontramos en esta capilla con la intención de dedicar nuestro primer cuarto de hora de la jornada al encuentro con Dios.  Un nuevo valor se nos presenta, en este caso la Ecología, un valor característico del carisma franciscano y  que intentaremos que viva toda la comunidad educativa bajo el lema “es tuya ¡Cuídala!

Este valor nos invita a profundizar en la Creación. El "Cántico de las Criaturas"  de San Francisco es el poema más citado para expresar la sintonía de la creación con su Creador.  Francisco de Asís consideró a todas las criaturas "hermanas". El Cántico de las criaturas es un cántico de hermandad. Resulta iluminador que escribiera las estrofas más hermosas del cántico en medio de una gran crisis: Cuando sus frailes comienzan a dudar del ideal del evangelio y mientras él sufre una tuberculosis extrema y una ceguera inminente. En medio de esa crisis es capaz de llamar "hermano" al sol, a la luna y a las estrellas -que ya ni ve-, al fuego -con el que le cauterizan los ojos- y a la misma muerte. En esa situación descubre lo que le une al Creador y las Criaturas y se pone a su servicio. Escuchemos pues este cántico:

Omnipotente altísimo, bondadoso Señor,
tuyas son la alabanza, la gloria y el honor;
tan solo tú eres digno de toda bendición,
y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención.

Loado seas por toda criatura, mi Señor,
y en especial, loado por el hermano sol,
que alumbra y abre el día, y es bello en su esplendor,
y lleva por los cielos noticia de su autor.

Y por la hermana luna, de blanca luz menor,
y las estrellas claras que tu poder creó,
tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son,
y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor!
Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire, el nublado y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento

Y por la hermana agua, preciosa en su candor,
que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor!
por el hermano fuego que alumbra al irse el sol,
y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado, mi Señor!

Y por la hermana tierra, que es toda bendición,
la hermana madre tierra que da en toda ocasión
las hierbas y los frutos, y flores de color,
y nos sustenta y rige : ¡loado, mi Señor!

Y por los que perdonan y aguantan por tu amor
los males corporales y la tribulación:
¡felices los que sufren en paz con el dolor,
porque les llega el tiempo de la consolación!

Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!,
ningún viviente escapa de su persecución;
¡ay si en pecado grave sorprende al pecador!
¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!
No probarán la muerte de la condenación.

Servidle con ternura y humilde corazón.
Agradeced sus dones, cantad su creación.
¡Las criaturas todas load a mi Señor!

Al igual que San Francisco, nuestro Papa Francisco, en sus homilías,  quiere hacer un llamamiento a todos, cristianos y no cristianos a ser “"custodios de la Creación
 “Hoy desearía detenerme en la cuestión del medio ambiente, como ya he tenido oportunidad de hacer en varias ocasiones. Me lo sugiere además la Jornada mundial del medio ambiente, de hoy, promovida por las Naciones Unidas, que lanza un fuerte llamamiento a la necesidad de eliminar el desperdicio y la destrucción de alimentos”.
Este día, en su discurso, se hizo varias preguntas:”¿Qué quiere decir cultivar y custodiar la tierra? ¿Estamos verdaderamente cultivando y custodiando la creación? ¿O bien la estamos explotando y descuidando?” y contestaba: “Cultivar y custodiar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al inicio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; quiere decir hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos”.
 “Así que desearía que todos asumiéramos el grave compromiso de respetar y custodiar la creación, de estar atentos a cada persona, de contrarrestar la cultura del desperdicio y del descarte, para promover una cultura de la solidaridad y del encuentro”

Para terminar la oración de hoy escuchamos la Oración por nuestra Tierra que incluye El Papa Francisco en su encíclica “Laudato Si”
Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.

Inúndanos de paz,
para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie.
Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción. Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días. 
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.

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