Buenos días, Señor
Palabra
de Dios (Mc. 4, 26-29)
También les dijo: “El Reino de Dios es como un hombre
que echa una semilla en la tierra. Lo mismo si está dormido como si está
despierto, sí es de noche como si es de día, la semilla sin que él sepa cómo,
germina y crece. La tierra por sí misma da el fruto: primero la hierba, luego
la espiga, después el grano gordo en la espiga. Y cuando el fruto está maduro,
el hombre echa la hoz porque es el tiempo de la cosecha.
Reflexión
Cada día que amanece es una oportunidad que Dios te da
para empezar de nuevo. La vida, tu vida, es como esa semilla que va creciendo
sin que apenas lo percibas. Aprovecha este día como si fuera el único que vas
a vivir: mira la vida con ojos nuevos, ve el lado bueno de las cosas, disfruta
de la amistad, de la compañía de aquellos a quienes amas y sé feliz. Al final del
día, pon todo en manos de Dios con la confianza que da el saber que te ama
inmensamente, así como eres.
Buenos días
Señor: Me cuesta comenzar el día,
porque sé que es una nueva tarea,
un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo.
porque sé que es una nueva tarea,
un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo.
Ayúdame a comenzarlo con entusiasmo,
con alegría, con ilusión nueva.
Sé que estás a mi lado:
en mi familia
en mis amigos,
en las cosas, en mi propia persona.
con alegría, con ilusión nueva.
Sé que estás a mi lado:
en mi familia
en mis amigos,
en las cosas, en mi propia persona.
¡Buenos días, Señor!
ARRIÉSGATE
El escultor contemplaba un tronco de madera noble que tenía
delante y, entornando los ojos, descubrió en él, como al trasluz, una talla
perfecta y luego otra y otra... en un desfile interminable. No eran seres
imaginarios, no; eran reales. Estaban allí dentro. Su oficio consistiría en
rescatar a aquellas criaturas liberándolas de su prisión de madera. Pero al
tomar la gubia se sintió totalmente paralizado. Desde el corazón de aquel
tronco, millones de seres levantaban los brazos clamando por su liberación.
Salvar a uno era abandonar a muchos, pero no elegir era excluir a todos. Y
¿cómo renunciar a salvar a aquella única criatura que le era posible?...
Y sintió un estremecimiento, porque intuyó de pronto que
el tronco era su propia vida; las figuras ocultas, los mil posibles modos de
vivirla, y que él mismo debía elegir un único destino y tallarlo con sus
propias manos.
Palabra
de Dios (Lc. 9, 23-26)
Jesús les decía a todos: “El que quiera venir en pos de
mi niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera
salvar su vida la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la salvará. ¿Qué
le vale al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a sí mismo?
Porque si alguien se avergüenza de mí y de mi doctrina, el Hijo del Hombre se
avergonzará de él cuando venga con su gloria y con la del Padre y los santos
ángeles.
Reflexión
Jesús te anima a tomar tu vida, elegir tu destino y
tallarlo. Él ha ido delante, dando ejemplo. Arriésgate para ganar la vida; para
ser feliz, hay que entregarla por los demás. Jesús te recuerda que no puedes
seguirle a medias, pues si te avergüenzas de Él, no eres digno de su Reino.
LA
CONQUISTA DE UNO MISMO
El sabio Platón solía decir a sus discípulos que “la
conquista de sí mismo es la mayor de las victorias”. Tenía toda la razón: no
hay tarea más difícil que el correcto dominio de uno mismo. Y ¿qué quiere decir
conquista o dominio de uno mismo? Significa saber ordenar adecuadamente la
inteligencia y el corazón para que sepan buscar la verdad, realizar el bien en
el ejercicio de su libertad.
A veces, los hombres llevan a cabo conquistas
científicas y técnicas espectaculares, pero no son capaces de dominar su
egoísmo y hacer una opción clara y decidida por la solidaridad y la fraternidad.
“Conquistarse a uno mismo” significa, en definitiva,
poner lo mejor de uno mismo al servicio de los demás. Cuando te esfuerzas por
“ser más” a favor del prójimo, cuando tu “ser libre” se realiza con los otros y
para los otros has logrado la mayor de las victorias; dejar de ser una persona
egoísta y comenzar a ser una persona solidaria.
Como
una piña
Jesús en la última reunión que tuvo con sus discípulos,
dirigió esta oración a su Padre: “No ruego sólo por éstos, sino también por
aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno.
Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para
que el mundo crea que tú me has enviado”.
Reflexión
Es fácil hablar de paz, de unión, de amistad... ¿Hacemos
algo para conseguir que aumenten en nuestra familia, en nuestra clase, en
nuestro grupo de amigos? ¿Nos esforzamos para crear un ambiente de unión los
que vivimos? Piensa que debes contribuir a la vida de los grupos de los que
formas parte porque todos tenemos algo que los demás no tienen y que les
podemos dar. Jesús quiere que todos estemos unidos como una piña.
LA
FÁBULA DEL LÁPIZ
El niño miraba a la abuela escribir una carta. En un
momento dado, le preguntó:
-Abuela, ¿estás escribiendo una historia que nos sucedió
a nosotros? ¿Es, por casualidad, una historia sobre mí?
La abuela dejó de escribir, sonrió y le comentó al
nieto:
-Estoy
escribiendo sobre ti, es verdad. Ahora bien, más importante que las palabras es
el lápiz que estoy usando. Me gustaría que tú fueras como él, cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada
especial.
-¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en
mi vida!
-Todo depende de cómo mires las cosas. Hay cinco
cualidades en él que, si consigues conservarlas, te harán siempre una persona
en paz con el mundo.
PRIMERA CUALIDAD. Puedes hacer grandes cosas, pero no
debes olvidar nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esa mano la
llamamos Dios y Él debe conducirte siempre en la dirección de su voluntad.
SEGUNDA CUALIDAD. De vez en cuando necesito dejar de
escribir y usar el sacapuntas. Con eso, el lápiz sufre un poco, pero al final
está más afilado. Por tanto, has de saber soportar algunos dolores, porque te
harán ser una persona mejor.
TERCERA CUALIDAD. El lápiz siempre permite que usemos
una goma para borrar los errores. Debes entender que corregir una cosa que hemos
hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en
el camino de la justicia.
CUARTA CUALIDAD. Lo que realmente importa en el lápiz no
es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que lleva dentro. Por tanto,
cuida siempre lo que ocurre dentro de ti.
Por último, la QUINTA CUALIDAD del lápiz: Siempre deja
una marca. Del mismo modo, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará
huellas, y por lo tanto procura ser consciente de todas tus acciones.
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