ORACIÓN DE LA MAÑANA MIÉRCOLES 3 DE DICIEMBRE
HISTORIA DE LAS CUATRO VELAS
Cuatro velas ardían en una corona de adviento.
El ambiente era tan silencioso que se pudo escuchar, como empezaron a hablarse.
El ambiente era tan silencioso que se pudo escuchar, como empezaron a hablarse.
La primera gimió y dijo: “Me llamo Paz. Mi luz ilumina, pero
los hombres no guardan la paz“
Y su luz se hizo más y más débil, hasta apagarse totalmente…
La segunda flameó y dijo: “Me llamo Fe, pero estoy de sobra. Los hombres no quieren saber nada de Dios. No tiene sentido estar ardiendo más.”
Una brisa sopló por el cuarto, y la segunda vela se extinguió…
En voz baja y triste ahora la tercera vela dijo: “Yo soy el Amor. Ya no tengo fuerzas para iluminar. Los hombres me ponen a un lado. Están mirándose solo a sí mismos, y olvidan a los que deberían querer.”
Y con una última chispa se acabó también esa luz…
En ese instante entró un niño en el cuarto, miró las velas y dijo: ¡Pero ustedes deben dar luz, y no aumentar las tinieblas!“
Y casi se echó a llorar…
Y su luz se hizo más y más débil, hasta apagarse totalmente…
La segunda flameó y dijo: “Me llamo Fe, pero estoy de sobra. Los hombres no quieren saber nada de Dios. No tiene sentido estar ardiendo más.”
Una brisa sopló por el cuarto, y la segunda vela se extinguió…
En voz baja y triste ahora la tercera vela dijo: “Yo soy el Amor. Ya no tengo fuerzas para iluminar. Los hombres me ponen a un lado. Están mirándose solo a sí mismos, y olvidan a los que deberían querer.”
Y con una última chispa se acabó también esa luz…
En ese instante entró un niño en el cuarto, miró las velas y dijo: ¡Pero ustedes deben dar luz, y no aumentar las tinieblas!“
Y casi se echó a llorar…
Entonces se escuchó también a la cuarta vela diciendo: “¡No
tengas miedo! Mientras yo estoy ardiendo, podemos encender de nuevo a las demás
candelas. Soy la Esperanza!”
Con una cerilla el niño tomó la luz de esta última vela y la pasó a las demás.
La llama de la Esperanza nunca debe apagarse en tu vida…
...y cada un@ de nosotros sepamos ser la herramienta que ese niño necesita para mantener la paz, la fe, el amor y la esperanza.
Te deseo un feliz Adviento lleno de... PAZ
Con una cerilla el niño tomó la luz de esta última vela y la pasó a las demás.
La llama de la Esperanza nunca debe apagarse en tu vida…
...y cada un@ de nosotros sepamos ser la herramienta que ese niño necesita para mantener la paz, la fe, el amor y la esperanza.
Te deseo un feliz Adviento lleno de... PAZ
Este domingo hemos comenzado el Adviento y uno de los
símbolos que utilizamos en este tiempo de Adviento, de preparación para la
Navidad es la corona de Adviento. Se hace con unas ramitas verdes haciendo
círculo y en el centro cuatro velas.
Este es su significado.
EL CÍRCULO. El círculo es una figura geométrica que no tiene
principio ni fin. La corona de adviento tiene forma de círculo para recordarnos
que Dios no tiene principio ni fin, es eterno. También nos ayuda a tomar
conciencia de que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
EL VERDE DE LAS HOJAS. La corona se hace con hojas verdes
(ramas de pino o de cualquier árbol) y esto representa que Cristo está vivo
entre nosotros (el verde es vida),
LAS VELAS. Son 4 y representan cada uno de los domingos de
Adviento. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que buscamos desde
siempre porque nos permite ver el mundo y nuestro interior. Cada domingo se
enciende una vela. El hecho de ir encendiéndolas poco a poco nos recuerda cómo
conforme se acerca la luz, la oscuridad se va disipando. Jesús es la luz del
mundo.
ORACION DE ADVIENTO
:
Te busco y Tú te acercas, Señor, como un amigo
siempre presente, cuando se le pide luz para atravesar la
noche.
Te buscamos cada día y te vemos, Señor,
donde se siembra la alegría,
donde se elimina la mentira, donde se suprime la injusticia.
Para encontrarte, Señor, ¡hay que estar en vela!
Tú estás a la perta y llamas.
Llamas al espíritu y al corazón.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (15,29-37):
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron: « ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó: «Cuántos panes tenéis ? »
Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
REFLEXIÓN
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Me da lástima de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.»
Los discípulos le preguntaron: « ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?»
Jesús les preguntó: «Cuántos panes tenéis ? »
Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces.»
Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
REFLEXIÓN
Volvemos a leer el relato de la multiplicación de los panes.
En este adviento, otra clave para vivir estos días: todo se desborda, nuestro
Dios nos sobrepasa por arriba y por abajo, por un lado y por el otro. Nosotros
¿vivimos la generosidad o la tacañería?
Las hormigas estaban preocupadas. Algo muy grande había
invadido su territorio. Se reunieron una noche y decidieron ir a explorarlo. Se
dividirían por grupos, pasarían todo el día investigando sobre el terreno y
volverían a reunirse. Y así fue. Llegada ya la noche, las portavoces se
levantaron. Las primeras lo tenían muy claro: Era algo con una gran explanada.
Las segundas estaban en desacuerdo: Era un árbol grande, y se sentían agotadas
de tanto subir y bajar por el tronco. La portavoz del tercer grupo, ya molesta,
les dijo que estaban equivocadas, ya que era
una liana muy gruesa que se mecía de un lado a otro; se lo
habían pasado muy bien, aunque aún seguían algo mareadas. Y las del cuarto
grupo se levantaron muy enfadadas: ¡Era como una gruta oscura y profunda y
habían sentido mucho miedo durante todo el día! Todas las hormigas estaban
convencidas de que tenían la razón. ¡Estaban absolutamente convencidas! ¡Habían
pasado todo el día explorando el lugar! ¡Y lo habían experimentado en su propio
cuerpo!
Así que muy enfadadas, se fueron a dormir.
¿Quién tiene la razón? ¿Qué ha pasado? Todas han estado
sobre un elefante, pero en partes distintas: En el lomo, en la pata, en la
trompa, en la oreja. Cada grupo percibe y experimenta una parte de la realidad.
Todas tienen una parte de razón y entre todas pueden reconstruir la realidad.
¿Cómo podrían comprenderse unas a otras?
Yendo al lugar en el que estaban las otras y así, “ver” su
parte de verdad: poniéndose en su lugar.
El primer paso para la comprensión es la empatía.
¿Cómo puedo aprender a ponerme en el lugar de otros?
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