miércoles, 30 de marzo de 2016


Vivir en serio

Vivir en serio. Pero no con la seriedad de un semblante sombrío, ni con falta de alegría. Vivir –o tomarse la vida– en serio, es saber que nuestro tiempo es valioso. Que es mejor amar que odiar, y es mejor dar(se) que ahorrarse para nada. Es elegir algunas causas por las que dejarse la piel, batallas que te quiten el sueño, que te suban al cielo, que te arranquen sonrisas y te llenen de anhelo. Hay tantas facetas en cada historia donde podemos ponerlo todo en juego: el estudio, el trabajo, el amor, la familia, el cansancio, el descanso…

Tomarse en serio.  Es el reverso y lo complementario de saber reírse de uno mismo. Porque ambas cosas son necesarias.

Tomarse en serio es saber mirarse con ojos limpios en el espejo de la vida.
Es reconocer la debilidad pero sin sucumbir a ella.
Es enamorarse en varios momentos de la historia.
Es complicarse los días.
Es tropezar y volver a levantarse las veces que haga falta.
Es no cerrar la mente a las grandes preguntas que nos enfrentan con el amor, la muerte, y con el mismo Dios

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (20,17-28):

En aquel tiempo, mientras iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino: «Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará.»
Entonces se le acercó la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó: « ¿Qué deseas?»
Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?»
Contestaron: «Lo somos.»
Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»

 Para la reflexión personal
• Santiago y Juan piden favores, Jesús promete sufrimiento. Yo, ¿qué le pido al Señor en la oración? ¿Cómo acepto el sufrimiento y los dolores que acontecen en mi vida?
• Jesús dice: “¡Entre ustedes no sea así!” Mi forma de vivir en comunidad, ¿concuerda con este consejo de Jesús?

Dar de beber al sediento
A veces llegar de una carrera y que te den a beber una lata de coca cola, más que quitarte la sed, te genera aún más ganas de seguir bebiendo. Cuando Jesús nos dice a cada uno de nosotros “dadles vosotros de beber”, confieso que me entra un poco de “miedo” porque no siempre es fácil encontrar lo que de verdad “quita la sed a cada uno”. Y digo a cada uno, porque he comprobado que “dar de beber al sediento” no es cuestión de tirar del primer bote de coca cola que tienes al lado  y sobre todo sabiendo que no podemos ir de “salvadores” por el mundo (aunque alguna vez lo hagamos sin mala intención).
Dar de beber al sediento es una tarea complicada, que implica a veces quedarse uno con sed, que implica aceptar que no somos nosotros los que vamos a darle ese “agua” tan necesitada. En algunas ocasiones seremos sólo buenos guías del camino para encontrarla. Otras, simples mediadores, puentes con otros, que serán los que de verdad les sepan dar de beber. Tanto en estas como en otras ocasiones, se requiere una valentía especial y sobre todo una actitud de humildad fuerte. Aceptar que aunque queramos ayudar a muchos, a todos, no podemos.

Ojalá sepamos en nuestro día a día dar de beber al sediento y en muchas ocasiones, encontrar las personas y las formas que otros nos enseñen, para dar de beber o incluso, para que otros den de beber por nosotros.
Todo hombre es llamado
Señor, Tú me llamas

  • Tú me has llamado, pero yo avanzo entre dudas. Tú me has escogido, pero me siento inseguro, siempre espero un gesto tuyo.

  • Me llamas a ser tu testigo entre los hombres; me invitas a dedicar mi vida al servicio de los demás.
                    
  • Toma, Señor, mis manos para que puedas seguir bendi­ciendo a los hombres.

  • Toma, Señor, mi cuerpo para que pueda acudir en ayuda de quienes me necesiten; toma, Se­ñor, mi corazón para que puedas seguir amando, a través de él a las personas que están a mi alrededor. 
              
  • Tú me llamas siempre, cuando lloro y cuando sufro; cuando trabajo y cuando amo, me llamas a la libertad.

ORACIÓN

PADRE
Que miras por igual a todos los hijos a quienes ves enfrentados

QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
En tus cielos que envuelven lo creado y anidan en el corazón del hombre, en los humildes y en los que sufren violencia.

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
En la boca de los que luchan por la paz y en los corazones que aspiran tenerla.

VENGA A NOSOTROS TU REINO
Tu reino de paz, de justicia y de amor. Y aleja de nosotros el reino del violento y del explotador.

HÁGASE TU VOLUNTAD
Que tu voluntad no sea ultrajada por los hijos de las tinieblas, del poder y del dinero.

ASÍ EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO
Siempre y en todas partes. En los rincones más olvidados, desfavorecidos y castigados.

DANOS HOY NUESTRO PAN
Porque mañana puede ser tarde para los que sufre las consecuencias de la guerra y la violencia.

EL PAN DE CADA DÍA
Que está amasado con paz, con justicia y mucho amor. Aleja en nosotros el pan de la cizaña que siembra envidia y división.

PERDONA NUESTRAS OFENSAS
No como nosotros perdonamos, sino como Tú perdonas.

NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN
De almacenar lo que no necesitamos y otros necesitan; de vivir enfrentados y divididos.

LÍBRANOS DEL MAL
De las armas, del poder, del consumo; de ser agentes de mal y de padecerlo. Porque queremos vivir en paz.


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