miércoles, 20 de abril de 2016

Un nuevo miércoles, pero en este caso no es un miércoles cualquiera, es el anterior a la confirmación de nuestros chicos, y aquí de nuevo reunidos para orar, y para pedirte Señor que les acompañes en este camino que han decidido tomar.
Buen momento para reflexionar sobre lo que significa la oración, para pensar que entendamos que es el mejor camino para mantener viva la llama del Espíritu que desciende sobre nosotros el día de nuestra confirmación
 Palabra de Dios (Lc 6,12; Lc 5,15)  
“Por aquellos días fue Jesús a la montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios.  Su fama se extendió mucho, y mucha gente acudía para oírlo y para que les curase las enfermedades. Pero él se retiraba a los lugares solitarios para orar”.   
Reflexión. Oración de un joven de 18 años
¿Mi oración? Es algo muy simple y al mismo tiempo muy complejo. Es hablar con Dios, darle gracias, pedirle, estar con Él, alabarle, recordarle durante todo el día. En la oración, como en la vida, se pasan temporadas de todo: gustos sensibles, sequedad, cansancio, alegría, esperanza...
La oración es una vivencia del Espíritu y, como todo lo que es del Espíritu, resulta difícil concretar y a veces también de experimentar. La oración para mí es cavar en un terreno seco en el que, de vez en cuando, encuentras un manantial de agua fresca. Ese encuentro te alegra tanto, te dan tanta fuerza, que sigues de nuevo cavando y cavando aunque tardes en volver a encontrar agua.   
¿Dificultades? ¡Muchas: cansancio, desánimo, falta de ganas de quedarte en soledad con Dios. Cuando las cosas van bien, es más fácil. Te siente “recompensado” por Dios. Pero cuando no obtienes lo que pides... ¡qué difícil es aceptar que ése es el plan de Dios para ti! ¿Gozos? ¡También muchos! Dios se te hace presente y un solo instante de su compañía hace que te sientas tan feliz como el que más.  
Oración:
Despierta, Señor, nuestros corazones, que se han dormido en las cosas y ya no tienen fuerza para amar.  
Despierta, Señor, nuestra ilusión que se ha apagado en ilusiones pobres.   
Despierta, Señor, nuestras ganas de felicidad, porque nos perdemos en diversiones caducas.   
Despierta, Señor, nuestro corazón que se ha interesado y no sabe del amor que se entrega gratuitamente al pobre.  
Despierta, Señor, todo nuestro ser, porque hay camino que sólo se hacen con los ojos abiertos para reconocerte. 

Al tocar la luz del día mis ojos, Señor,
mi corazón se levanta hacia tí en busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; cercano a mi mano abierta,
Dá respuesta a mi pregunta; ayúdame en mi inquietud,
tú que eres mi Señor, en quién yo confío.

A tí abro mi ser, mis ganas de vivir, mi despertar;
de mañana en tus manos pongo mis miedos, mis ilusiones;
de mañana, en tus ojos pongo la pureza u sinceridad
de mi búsqueda.
de mañana en tu camino, quiero dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, tu que eres bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en tí luz y calor.

Mira, Señor, mi corazón pobre, que como un gorrioncillo
busca abrigo en tus manos, toma mi arcilla
y moldéala según los proyectos que tienes para mí este día
Quiero estar ante tus ojos y dejarme penetrar por tu mirada;
delante de tus ojos, Señor, me siento pequeño y frágil.
Derrama al comenzar la mañana tu ternura y tu bondad
para que mi corazón se sienta fuerte y animoso.

Señor, aparta de mi camino el mal que me rodea,
y no dejes que este día la mentira se adueñe de mí.
dame mansedumbre y humildad para que mi corazón, Señor,
no sea hoy violento ni haga juego sucio a nadie.
Confío en la abundancia de tu amor y camino hacia tí
firme de que me acoges en tu casa. Haz. Señor,
que camine hoy en tu presencia y que tema apartarme de tí.

Guíame, Señor, tu que eres bueno y santo;
guíame hacia la luz y que camine como hijo de la luz;
guíame y allana mi camino para que sea fiel a tu ley.
y tu camino, Señor, Sea hoy la pasión de mi corazón joven,
y que tu Espíritu Santo me ayude en cada paso.

Que mi boca, Señor, sea hoy la expresión de mi interior;
que mis palabras arranquen de lo profundo y sean verdaderas.

Señor, dame un corazón limpio para que te pueda ver,
Señor, dame un corazón de pobre para que viva hoy tu reino,
Señor, dame un corazón misericordioso, para que derrame misericordia,
Señor, dame un corazón lleno de paz, para que sea hijo tuyo,
Señor, dame un corazón que tenga hambre y sed de justicia
para que sea saciado y haga tu voluntad;
Señor, dame un corazón manso para que posea la tierra,
Que mi corazón se alegre y se regocije hoy,
porque todo lo espero de Tí Dios mío.

A tí me acojo, Señor, al comenzar el día, protégeme.
En tí pongo mi confianza como un niño en su madre, ayúdame.
A tí abro mis proyectos y los planes de este día, acompáñame
A tí ofrezco lo que soy y lo que tengo, acógelo.
A tí que eres Dios de la vida, te pido fuerza, anímame.
Mi corazón te ama y, lleno de gozo exulta en tí.

Bendíceme, Señor, guíame por el camino justo;
como un gran escudo defiéndeme, sé mi fortaleza.
Que tus alas, Señor, me cobijen y guarden
mientras yo voy viviendo el día de hoy.

Ayúdame Señor a amar lo que soy y como soy
Señor te doy gracias por lo que soy, por lo que tengo.
Aunque no me suela dar cuenta de tantas y tantas cosas.
Hoy señor te ofrezco mi trabajo y mi esfuerzo.
Porque hoy si sé lo que soy y lo que tengo.
Gracias, Señor


No hay comentarios: