Un nuevo miércoles, pero en este
caso no es un miércoles cualquiera, es el anterior a la confirmación de
nuestros chicos, y aquí de nuevo reunidos para orar, y para pedirte Señor que
les acompañes en este camino que han decidido tomar.
Buen momento para reflexionar
sobre lo que significa la oración, para pensar que entendamos que es el mejor
camino para mantener viva la llama del Espíritu que desciende sobre nosotros el
día de nuestra confirmación
Palabra de Dios (Lc 6,12; Lc 5,15)
“Por aquellos días fue Jesús a la
montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Su fama se extendió
mucho, y mucha gente acudía para oírlo y para que les curase las enfermedades.
Pero él se retiraba a los lugares solitarios para orar”.
Reflexión. Oración de un joven de
18 años
¿Mi oración? Es algo muy simple y
al mismo tiempo muy complejo. Es hablar con Dios, darle gracias, pedirle, estar
con Él, alabarle, recordarle durante todo el día. En la oración, como en la
vida, se pasan temporadas de todo: gustos sensibles, sequedad, cansancio,
alegría, esperanza...
La oración es una vivencia del
Espíritu y, como todo lo que es del Espíritu, resulta difícil concretar y a
veces también de experimentar. La oración para mí es cavar en un terreno seco
en el que, de vez en cuando, encuentras un manantial de agua fresca. Ese
encuentro te alegra tanto, te dan tanta fuerza, que sigues de nuevo cavando y
cavando aunque tardes en volver a encontrar agua.
¿Dificultades? ¡Muchas:
cansancio, desánimo, falta de ganas de quedarte en soledad con Dios. Cuando las
cosas van bien, es más fácil. Te siente “recompensado” por Dios. Pero cuando no
obtienes lo que pides... ¡qué difícil es aceptar que ése es el plan de Dios
para ti! ¿Gozos? ¡También muchos! Dios se te hace presente y un solo instante
de su compañía hace que te sientas tan feliz como el que más.
Oración:
Despierta, Señor, nuestros
corazones, que se han dormido en las cosas y ya no tienen fuerza para
amar.
Despierta, Señor, nuestra ilusión
que se ha apagado en ilusiones pobres.
Despierta, Señor, nuestras ganas
de felicidad, porque nos perdemos en diversiones caducas.
Despierta, Señor, nuestro corazón
que se ha interesado y no sabe del amor que se entrega gratuitamente al
pobre.
Despierta, Señor, todo nuestro
ser, porque hay camino que sólo se hacen con los ojos abiertos para
reconocerte.
Al tocar la luz del día mis ojos,
Señor,
mi corazón se levanta hacia tí en
busca de tu mirada.
Escucha las palabras de quien
siente la vida de nuevo,
y estate atento, Señor; cercano a
mi mano abierta,
Dá respuesta a mi pregunta;
ayúdame en mi inquietud,
tú que eres mi Señor, en quién yo
confío.
A tí abro mi ser, mis ganas de
vivir, mi despertar;
de mañana en tus manos pongo mis
miedos, mis ilusiones;
de mañana, en tus ojos pongo la
pureza u sinceridad
de mi búsqueda.
de mañana en tu camino, quiero
dirigir mis pasos.
Oye mi voz, Señor, tu que eres
bueno y compasivo
y alienta mi vida que busca en tí
luz y calor.
Mira, Señor, mi corazón pobre,
que como un gorrioncillo
busca abrigo en tus manos, toma
mi arcilla
y moldéala según los proyectos
que tienes para mí este día
Quiero estar ante tus ojos y
dejarme penetrar por tu mirada;
delante de tus ojos, Señor, me
siento pequeño y frágil.
Derrama al comenzar la mañana tu
ternura y tu bondad
para que mi corazón se sienta
fuerte y animoso.
Señor, aparta de mi camino el mal
que me rodea,
y no dejes que este día la
mentira se adueñe de mí.
dame mansedumbre y humildad para
que mi corazón, Señor,
no sea hoy violento ni haga juego
sucio a nadie.
Confío en la abundancia de tu
amor y camino hacia tí
firme de que me acoges en tu
casa. Haz. Señor,
que camine hoy en tu presencia y
que tema apartarme de tí.
Guíame, Señor, tu que eres bueno
y santo;
guíame hacia la luz y que camine
como hijo de la luz;
guíame y allana mi camino para
que sea fiel a tu ley.
y tu camino, Señor, Sea hoy la
pasión de mi corazón joven,
y que tu Espíritu Santo me ayude
en cada paso.
Que mi boca, Señor, sea hoy la
expresión de mi interior;
que mis palabras arranquen de lo
profundo y sean verdaderas.
Señor, dame un corazón limpio
para que te pueda ver,
Señor, dame un corazón de pobre
para que viva hoy tu reino,
Señor, dame un corazón
misericordioso, para que derrame misericordia,
Señor, dame un corazón lleno de
paz, para que sea hijo tuyo,
Señor, dame un corazón que tenga
hambre y sed de justicia
para que sea saciado y haga tu
voluntad;
Señor, dame un corazón manso para
que posea la tierra,
Que mi corazón se alegre y se
regocije hoy,
porque todo lo espero de Tí Dios
mío.
A tí me acojo, Señor, al comenzar
el día, protégeme.
En tí pongo mi confianza como un
niño en su madre, ayúdame.
A tí abro mis proyectos y los
planes de este día, acompáñame
A tí ofrezco lo que soy y lo que
tengo, acógelo.
A tí que eres Dios de la vida, te
pido fuerza, anímame.
Mi corazón te ama y, lleno de
gozo exulta en tí.
Bendíceme, Señor, guíame por el
camino justo;
como un gran escudo defiéndeme,
sé mi fortaleza.
Que tus alas, Señor, me cobijen y
guarden
mientras yo voy viviendo el día
de hoy.
Ayúdame Señor a amar lo que soy y
como soy
Señor te doy gracias por lo que
soy, por lo que tengo.
Aunque no me suela dar cuenta de
tantas y tantas cosas.
Hoy señor te ofrezco mi trabajo y
mi esfuerzo.
Porque hoy si sé lo que soy y lo
que tengo.
Gracias, Señor
No hay comentarios:
Publicar un comentario